Es evidente que el Gobierno Nacional diseñó estratégicamente la reforma al sistema de pensiones para continuar su populismo desenfrenado e irresponsable, y presionar su aprobación en el Congreso, al incluir lo que ha llamado “bono pensional”, un subsidio o ayuda económica que se le entregará a las ancianas y ancianos pobres del país. Algo que hubiera podido hacerse sin necesidad de reformar apresuradamente el sistema pensional.

Aunque aún falta la revisión de la Corte Constitucional de esta reforma, no solo a su contenido sino a su trámite, el Gobierno salió a celebrar como un triunfo su aprobación. Confirmando su intención populista, el presidente Petro ha anunciado que va a llenar la plaza de Bolívar con los viejos y viejas pobres del país para sancionar, en un acto mediático, esta nueva ley.

El presidente ha manifestado en varias oportunidades que su gobierno presentó la reforma para entregar un bono pensional digno a más de dos millones de viejos y viejas sin pensión, creando unas expectativas en la población de la tercera edad de una falsa ilusión de que sus vidas van a cambiar.

Con respecto a su trámite, fue lamentable y vergonzoso el atajo que tomó la plenaria de la Cámara de Representantes, al aprobar, sin cumplir rigurosamente con las exigencias del proceso, el mismo texto que aprobó el Senado. Omitieron hacer el último debate en plenaria, originando un evidente vacío de trámite, violando principios democráticos y los derechos de participación que tenían los congresistas de las bancadas de la oposición.

No fue posible debatir, ni argumentar las proposiciones que se construyeron en la Comisión VII, con las que se buscaba mejorar y corregir algunos aspectos del texto aprobado en el Senado. Ante la posibilidad del hundimiento de la reforma por falta de tiempo, se prefirió el atajo que facilitó la celeridad en la aprobación dada la ausencia de debate. En este proceso el gobierno actuó con mucha arbitrariedad en contubernio con unas mayorías complacientes de un Congreso seguramente bien recompensado.

Ante las críticas que surgieron en todo el país, el presidente Petro se ha limitado a decir que “no entiendo la inquina contra millones de ancianas y ancianos pobres que por primera vez puedan recibir un bono pensional decente con el cual tomar un plato de sopa caliente y dormir en una cama cómoda”.

Ante estos hechos, originados por el autoritarismo del Gobierno Nacional, lo más probable es que la reforma se caiga en la Corte Constitucional. El ministro del Interior lo sabe y por eso mismo, ante las críticas recibidas, anunció que se presentaría un proyecto de ley para corregir las falencias de la reforma aprobada. Es fácil anticipar cuál será el mensaje de odio que esparcirá el presidente Petro si la Corte no avala esta reforma.

@AELopezP