La Asociación Nacional de Instituciones Financieras de Colombia, ANIF, es una de las entidades, más respetables, escuchadas y orientadoras del país, cuyas actitudes, sugerencias, decisiones, fueron, y son enorme influencia en la protección del sector financiero, la economía privada y ese mundo fascinante y al mismo tiempo misterioso que encadena el sector productivo privado con el desarrollo y evolución de la economía nacional.

Sorpresivamente ANIF recientemente le ha planteado al país la posibilidad de desmontar o liquidar, para ser más crudo, las Cajas de Compensación que tiene Colombia cuyos efectos, comprobados por años, que mantiene positivamente sobre la clase media y asalariada, son incalculables, afectos que vinieron en muchísimos casos y momentos a reemplazar la acción del Estado y sus políticas de subsidios tan comunes, populares, necesarias y urgentes en todo el mundo como puede observarse en Europa, Asia y Norteamérica.

El brillante periodista y columnista de este diario Humberto Mendieta siempre agudo y preciso hace unos días tocó el tema y de paso se refirió al famoso cuatro por mil, ese impuesto creado por Pastrana hijo, con buena intención pero que, sus sucesores fueron agrandando, volviéndolo permanente, convirtiendo una vez; una promesa de gobierno en otra mentira, una más, a las cuales nos tiene acostumbrados el gobierno de turno a los ciudadanos. Mendieta dice con razón que la propuesta de ANIF es desorientadora, catastrófica e inoportuna. Nosotros agregaríamos que peligrosa sobre todo en estos momentos.

Y la consideramos peligrosa y también injusta porque es justificable, si se quiere explicable que ANIF prosiga su política de protección al sector privado del ramo pero no puede ser a costa de sacrificar las enormes conquistas, los enormes logros, los enormes esfuerzos que por años la clase asalariada ha conseguido buscando elevar su condición de vida, las Cajas de Compensación no solamente llenaron enormes vacíos en el campo del bienestar de los empleados y funcionando en asocio, sino que día tras día fueron con el respaldo legal ascendiendo en políticas favorables en vivienda, supermercados, educación, salud, deportes, cultura, dentro de un complejo pero eficiente entramado laboral compartido en el cual quien paga aporta más y el que recibe aporta menos, pero es una ecuación que ha dado resultado y si se quiere no lastima los costos empresariales porque al final del túnel quien los asume es el usuario de mil formas legales distintas o el consumidor con su uso y disfrute.

Nos preocupan esos brotes intempestivos del sector público y privado por modificar lo bueno que está funcionando y no pensar tanto en lo regular que no está dando resultados. Es una época difícil, la inconformidad saltó a la granilla y se hizo sentir fuerte en América Latina. Casos como el de Chile, Bolivia, Ecuador, Mexico, Argentina, son difíciles de explicar pero más fáciles de entender. La pobreza se entiende y la gente lo siente,la miseria avanza y los pueblos no la imaginan sino que la viven. Colombia entró en una era de reclamos. Cada anuncio de cualquier reforma crispa los nervios. Se Justifican?