Con el mayor respeto me permito solicitarles a mi amables lectores que al conocer esta columna y entenderla lo hagan dentro de los criterios de libre opinión e imparcialidad, dejando a un lado simpatías políticas, adherencias a éstos dos personajes o distancia de ellos, los que estamos mencionando, para poder comprender el mensaje que buscamos hacer llegar a nuestros amables lectores de siempre o algunos recién llegados.
Aquí no se trata hoy, de lambonear a nadie, no es nuestra costumbre, tampoco caer en la adulación porque siempre lo hemos combatido. Simplemente incito a un raciocinio de justicia y de aterrizar sobre realidades comprobadas para el bien común.
Decimos que debemos felicitarnos por haber elegido y tener como Gobernador del Departamento y como alcalde de Barranquilla a los Doctores Eduardo Verano y Alex Char. ¿Por qué? Porque no nos equivocamos al escogerlos. Ya ellos traían sobre sus hombros una tradición de honestidad, servicio, entrega, acierto, trabajo, eficiencia, consagración; con respaldo cada uno de ellos de dos períodos de administración cada uno en su jurisdicción. Al subir al potro como se dice elegantemente, por tercera vez, lo primero que hay que aplaudir es esa vocación de servir una vez más. Nosotros sabemos lo duro, difícil, complicado que es ejercer la función pública, por eso se les admira, porque ninguno lo hace para sumar votos para ellos, sino por una vocación de servir.
Examinemos las realidades. Cuánto han creado, construido, realizado, diseñado, aportado en esta nueva administración? No nos caben en esta página las realidades y los hechos. Pero ahí están como testimonio vivo y palpable de una labor exitosa tanto en la ciudad como en el Departamento, el trabajo se ve, se palpa, se siente. Lógicamente dentro de los marcos presupuestales, porque a veces el dinero, el presupuesto, no alcanza, pero el empuje no se detiene. La transformación es innegable, el manejo de los recursos es impecable, el compromiso es de aplaudir. Habrá por supuesto quienes no opinen lo mismo y nunca faltará el resentido que por el más mínimo detalle voltea el rostro para no ver caras ni realidades. No importa: Allí están los resultados y los hechos, la solidez presupuestal, en obras públicas, de salud, vías, colegios, infraestructura, en direccionamiento hacia objetivos altruistas donde el bienestar público domina la acción. Que diferencia se observa en forma gigante con la dirección del Estado y su manejo por parte de la Presidencia de la República donde lo que se analiza y encuentra es robo, errores, calumnias, depravación, y lo peor fantasías de creerse un Superman.


