Es muy común por estos últimos días del año detenernos a evaluar lo que fue este 2.025 y lo que queremos proponernos para el año nuevo 2.026, próximo a iniciarse. Pero más allá de los logros obtenidos y las metas cumplidas, el verdadero valor del balance anual está en comprender a cuáles áreas de nuestras vidas les dedicamos una debida atención y a cuáles dejamos abandonadas. Este balance nos permitirá comenzar el nuevo año con una mayor intención, claridad y equilibrio:
- El descanso y el disfrute no son un lujo sino una necesidad, nos conviene preguntarnos si hemos reservado tiempo para desconectarnos, disfrutar de nuestros hobbies y de lo que realmente nos apasiona.
- La actividad física y el cuidado de la salud suelen ser de las primeras áreas sacrificadas cuando nuestra agenda está llena, sin embargo, no podemos desconocer que el bienestar físico nos impacta directamente nuestro estado emocional y mental. El balance de fin de año es un buen momento para reconocer hábitos positivos, identificar excesos y plantear cambios y mejoras para el futuro.
- Respecto a nuestras finanzas, no sólo debemos tener en cuenta cuánto son nuestros ingresos, sino cómo nos relacionamos con el dinero. El cierre de año nos invita a analizar ingresos, gastos y decisiones financieras importantes, teniendo siempre muy claro, el no gastar más de lo que realmente podemos, para así contar con una mayor claridad financiera.
- Las relaciones personales cercanas son un pilar fundamental para nuestro bienestar. Esta es una oportunidad para reflexionar sobre la calidad del tiempo que compartimos y la comunicación que tenemos con nuestros familiares y amigos, a veces, la rutina diaria nos aleja de quienes más nos importan.
- En cuanto a nuestro crecimiento personal, tener claro que aprender no termina nunca, cursos, lecturas y emprendimientos hacen parte de nuestro desarrollo. Al hacer un balance, es valioso reconocer cuánto hemos crecido, qué habilidades hemos fortalecido y en qué áreas deseamos formarnos o incursionar.
- Más allá de lo externo, también es importante mirarnos hacia adentro y analizar si hemos tenido un año de calma, de ansiedades o de duras lecciones, reconocer nuestras emociones nos permite abrir y cerrar ciclos y comenzar un nuevo año con una mayor claridad.
El verdadero objetivo de este ejercicio es tomar decisiones más conscientes, recargar nuestras energías y avanzar hacia un nuevo año más alineado con nuestras necesidades y valores. Cerrar el año 2.025 con estas reflexiones, ya es en sí mismo, un acto de crecimiento. ¡Feliz y próspero año nuevo 2.026!
@henrydelae


