A pesar de la inocultable y alarmante crisis por la que atraviesa el gobierno nacional, los partidos y coaliciones de Izquierda, autodenominados “progresistas”, que lo acompañan siguen enviando señales y protagonizando hechos políticos que no sólo no deben subestimarse por los sectores del centro y la derecha, en la oposición, sino que deben tomarse como un “estartazo” que los lleve a replantear urgentemente sus aún ineficaces y poco conocidas estrategias políticas de cara a las elecciones del 2026.

La consulta interna realizada el domingo pasado para escoger el candidato a la presidencia en nombre de la coalición Pacto Histórico, con la participación de dos candidatos, Cepeda y Corcho, y con la orientación de lideres de algunos partidos de izquierda que la conforman, luego de la desorganizada e improvisada campaña, que les produjo más de 2,7 millones de votos, es una demostración de su capacidad para mantener cohesionados a un número significativo de activos seguidores, a pesar de la pobre gestión gubernamental y del aparente ambiente de “frialdad electoral”.

La activa particcipación del presidente de la república, a pesar de las prohibiciones contempladas en la ley, animando e invitando abiertamente a sus seguidores, y a los colombianos en general, a través de sus redes sociales, a participar en la consulta -incluyendo el evento de cierre en la plaza de Bolívar, con discurso presidencial incluido- movidos por una supuesta marcha por la paz y la soberanía, en protesta contra el presidente Trump, les produjo resultados que superaron las expectativas de los más optimistas. Es innegable.

La amenaza potencial es que en otras circunstancias pueden incrementar significativamente su caudal electoral hasta llegar a imponerse en el 2026, si no se rediseñan las estrategias políticas y si los lideres de la oposición no se desprenden de sus ambiciones personales y, por el contrario, colocan las prioridades del país, su institucionalidad, y la democracia por encima de los intereses individuales o partidistas.

La sinergia resultante de la unión de los esfuerzos de todos los sectores de oposición -y de los indecisos e indiferentes- debe ser una decisión firme e insoslayable, no una posibilidad. Que además se requiere con urgencia, pero con sindéresis, inteligencia y valor patriótico.

Cada familia y cada colombiano debe valorar y defender con valentía y compromiso, pero sin violencia, los beneficios y oportunidades que nos brinda nuestro gran país. Es nuestro deber defenderlo.

X @AELopezP