Un paréntesis a los desvaríos de Petro, quien cada vez se muestra más alejado de la realidad nacional, de la internacional, y hasta de la vital. Concentrémonos en la localidad, que tenemos pendientes varios temas, entre ellos el de Puerto Colombia, que día a día se consolida como destino turístico, y es mayor la confluencia de visitantes nacionales y extranjeros.
En épocas de Elsa Noguera se realizaron importantes inversiones que le cambiaron la cara al municipio, por ejemplo la Plaza, el tramo de la vía de acceso en dos calzadas (que otorga al pueblo una muy buena primera impresión, y que si cada alcalde le añadiera siquiera dos cuadritas, estaría casi lista, y sería lo máximo), los 200 metros de la reconstrucción del nuevo muelle, y ni hablar del Centro Comercial 1888, que con su estupendo diseño del Arq. José Pérez atrae turistas y comensales por montones. Todo lo anterior, entre otras importantes intervenciones de la ex gobernadora, a quien es mucho lo que le debe Puerto.
A propósito de Puerto, recientemente el Reino Unido festejó los 200 años de estupendas relaciones diplomáticas con Colombia, no las perturbó ningún Petro, buena cosa. Empero, cometieron el sacrilegio de no aludir a Puerto y su muelle, que la celebración debió ser allí y no en el Malecón de Barranquilla, puesto que a mediados del siglo antepasado los ingleses constituyeron la empresa The Barranquilla railway & pier Company limited que elaboró el diseño y construyó el muelle con acero inglés, bajo la supervisión de John B. Doughetry, inglés también. Contrataron para ello a Francisco Javier Cisneros, de origen cubano. En 1916 revistieron en concreto la estructura metálica con cemento traído de Inglaterra, claro, por eso ha durado tanto. Mala cosa, entonces, que omitieran al Reino Unido en tan importante obra, y peor el abandono a la plataforma de atraque, que ahí está, sobreviviendo a los embates del mar, la salinidad, y la desidia por la historia y por la conservación del destacado monumento.
Hoy, amén de lo jurídico, hay una pugna entre las autoridades porteñas y los habitantes del corredor portuario quienes, viendo todo lo que hace Álex por Barranquilla, piden ser parte del Distrito, porque se sienten abandonados, requieren con urgencia se les adelanten unas obras, y además temen que terminado el deprimido de La Gran Vía repercuta negativamente en su sector.
Ojalá el alcalde Plinio Cedeño ponga atención al clamor de Villa Campestre y alrededores, y de paso pavimente la vía desde Pradomar hasta la plaza, que es el otro acceso al municipio.
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