En el debate público sobre grandes proyectos de infraestructura es normal que surjan voces críticas, muchas veces legítimas, y algunas cargadas de percepciones subjetivas. Por eso tiene un valor especial que el USGBC, Consejo de Construcción Ecológica de Estados Unidos, organismo independiente con estándares reconocidos a nivel global, haya estudiado a fondo a Ciudad Mallorquín y certificado este proyecto bajo la metodología LEED for Communities.
Se trata de una evaluación rigurosa de más de 40 indicadores ambientales, sociales y de planeación que valida que Ciudad Mallorquín, cumple con los estándares globales de eficiencia energética, gestión hídrica, selección responsable de materiales y diseño urbano de calidad. Es un organismo internacional el que da fe de que este modelo urbano cumple con los criterios de sostenibilidad más exigentes, aportando evidencia objetiva que desvirtúa, una vez más, opiniones sin sustento técnico. Lo hace tras validar, con métricas y auditoría rigurosa, que el proyecto cumple también criterios de inclusión y planeación urbana, y que fue estructurado con visión técnica, ambiental y social desde el inicio.
El reconocimiento ubica a Ciudad Mallorquín en el mapa global, comparándola con desarrollos que aplican los más altos estándares de urbanismo sostenible. El documento oficial de USGBC destaca que en Ciudad Mallorquín que “el trazado urbano se estructura en torno a un parque central de 70.000 M2, más de 775.000 M2 de espacio público, 12 kilómetros de ciclovías y aceras arboladas que promueven la movilidad activa, el encuentro vecinal y el respeto por el entorno natural. El diseño de las vías y el espacio público se basó en manuales internacionales que priorizan a los peatones y ciclistas. Este tipo de urbanismo compacto y de uso mixto no solo reduce las emisiones de CO2 y la dependencia del automóvil, sino que también mejora significativamente la calidad de vida. Se trata de recuperar el tiempo de las personas, crear comunidades completas —densas pero equilibradas— y evitar las fallas estructurales del crecimiento urbano descontrolado”.
Y finaliza señalando que “Ciudad Mallorquín se perfila como un nuevo ícono del desarrollo urbano sostenible en Colombia y Latinoamérica. Demuestra que es posible transformar sin destruir, crecer sin excluir y construir sin olvidar la historia natural y el alma del territorio. Las comunidades que no solo mitigan, sino que restauran, son las que necesitamos multiplicar”.
La certificación del USGBC genera confianza en entidades financieras, instituciones y ciudadanos, y fortalece la reputación de Grupo Argos como urbanizador, de las firmas constructoras que participan en su desarrollo, de la ciudad y del país. Pero, además, marca el camino para hacer de Ciudad Mallorquín un caso de estudio como buen referente de urbanismo y como demostración de que los proyectos de vivienda basados en la inclusión social pueden desarrollarse en armonía con el entorno natural, un desafío mayor que Colombia debe afrontar a través de una política pública que incentive este modelo para satisfacer una de las necesidades vitales de nuestra población.
*Director ejecutivo de CCI Norte
@hcarbonel