La octogésima sesión de la Asamblea General de la ONU ha marcado un giro trascendental para el multilateralismo representado en esta organización, que en los últimos años ha enfrentado una profunda crisis de legitimidad frente a las acciones de Israel en Gaza: el uso del hambre como estrategia de guerra, el desplazamiento masivo y la muerte de más de 65.000 palestinos. Esta sesión demostró que, cuando existe voluntad de los Estados para proteger los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario, su proceder puede tener un impacto real en la política internacional.
El reconocimiento del Estado de Palestina por parte de Francia, España, Canadá y el Reino Unido envía un mensaje inequívoco: la comunidad internacional no respalda las acciones de Israel y ha llegado el momento de impulsar de manera decidida la solución de los dos Estados. Después de décadas de sufrimiento y barbarie para el pueblo palestino, el respaldo internacional adquiere una nueva fuerza política y moral.
Este viernes, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu -quien enfrenta una orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional- intervino ante la Asamblea General en un auditorio prácticamente vacío. Una imagen que, según muchos analistas, refleja el creciente aislamiento diplomático que enfrenta Israel y que continuará profundizándose mientras persista su ofensiva en Gaza y sus planes de anexar territorios de Cisjordania.
Sus aliados, con excepción de Estados Unidos, habían advertido previamente a Israel sobre las consecuencias de su proceder, advertencias que fueron ignoradas por el gobierno de Netanyahu. En última instancia, esas advertencias desembocaron en el reconocimiento del Estado palestino. Esta decisión, una de las más significativas medidas de presión contra Israel, no puede quedarse en un mero acto simbólico: debe traducirse en pasos concretos hacia un cese al fuego que permita el acceso de alimentos, insumos médicos y asistencia humanitaria para la población de Gaza. De igual manera, si la intención de los países europeos es garantizar la existencia de dos Estados, deberán respaldar todos los esfuerzos para la reconstrucción de la Franja de Gaza, el establecimiento de un gobierno legítimo que promueva la paz y el cese de la ocupación de los territorios palestinos en Cisjordania.
El camino no será sencillo. Aunque hoy existe un amplio reconocimiento del Estado palestino entre los miembros de la ONU, Estados Unidos continúa siendo un aliado fundamental de Israel y mantiene la capacidad de vetar cualquier medida que se intente adoptar en el Consejo de Seguridad. Aun así, el reconocimiento del Estado palestino, las decisiones de la Corte Penal Internacional y las voces de la sociedad civil global reflejan una comunidad internacional que rechaza de manera clara y contundente la comisión de crímenes de guerra en territorio palestino.
Ojalá este sea el inicio del fin de la guerra: que los palestinos puedan regresar y reconstruir sus hogares, que prevalezca la justicia internacional y que los rehenes sean liberados por Hamás. Si el mundo no logra avanzar en esa dirección, habremos perdido una oportunidad histórica para garantizar la paz internacional.
@tatidangond