Lo que vamos a comentar hoy no es ni invento propio ni mencionarlo significa algún mérito para uno; es simplemente extender una alarma principalmente al Gobierno Nacional, sobre la gravedad de un tema como ya lo deben haber tenido en cuenta, específicamente el Presidente de la República, el Ministro de Defensa, los altos mandos militares y miles de ciudadanos que, como nosotros, en este momento, deben estar elucubrando en sus mentes con las mismas preocupaciones que nosotros.
El presidente Petro logró un pacto, según manifestó, de mucha ayuda con el presidente Maduro de Venezuela para efectos de combatir el narcotráfico, las guerrillas, las fugas masivas de ciudadanos y resolver en la región del Catatumbo el desorden social y económico. Pero allí están confluyendo las Fuerzas Armadas de ambos países, formando un frente común en diferentes aspectos. Hoy día, los Estados Unidos han desplegado sobre el sur del océano Atlántico un patrullaje naval de alta categoría, tecnología y rendimiento para, según ellos, vigilar, acorralar, amedrentar y así poder derribar de su cargo al régimen Maduro. Nada de raro tendría que en cualquier momento ese patrullaje norteamericano descargara una ofensiva de balas, bombas, misiles sobre los milicianos apostados en esta sección de límite entre los dos países. Unidas como están las fuerzas de Colombia y Venezuela según las noticias, no parecería extraño, ¡ojalá que así no suceda!, que uno o varios soldados, o proyectiles, produjeran accidentes o muertos o heridos.
Si esto fuese así, repetimos, Dios no lo quiera, nuestras fuerzas reaccionarían a pesar de que se conoce que las represalias no vienen dirigidas a los efectivos colombianos y en ese momento la inmediata interpretación es que Colombia estaría militarmente metiendo la cuchara donde no debe. De ahí en adelante todo sería una debacle, un caos. Colombia podría alegar que la lógica indica que sus militares fueron atacados por fuerza extranjera y los atacantes alegar por su lado que no iba dirigida la ofensiva hacia ellos, pero que se atravesaron donde no tenían que estar.
La reacción sería terrible, la respuesta norteamericana sería feroz, habría rotura inmediata de relaciones internacionales, militares, culturales, comerciales, colocando a nuestro país en un mundo que no se merece, que no le interesa, que no buscó adrede y que le complica la vida en todo sentido. Así que, con todo respeto, Gobierno Nacional ¡Ojo! con esa fusión con Venezuela.