El Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF) celebra este año su 50ª edición con un amplio programa que incluye destacados títulos del cine latinoamericano contemporáneo, con relatos que transitan entre lo íntimo, lo político y lo poético.
De Colombia llega Un Poeta, de Simón Mesa Soto, una tragicomedia de humor negro sobre Óscar, un escritor envejecido y obsesivo que decide convertirse en mentor de una joven estudiante. También se proyecta Noviembre, de Tomás Corredor, que combina archivos históricos y ficción para recrear la toma del Palacio de Justicia en 1985, uno de los episodios más dolorosos del país.
Desde Venezuela, Mariana Rondón y Marité Ugás presentan Aún es de noche en Caracas, el drama de una mujer que, tras enterrar a su madre, descubre su casa ocupada por milicias y debe arriesgarlo todo para sobrevivir en un país devastado.
Ganadora en Cannes de Un Certain Regard y ambientada en el norte minero de Chile en los años ochenta, La misteriosa mirada del flamenco, de Diego Céspedes, indaga en los mitos y supersticiones que rodeaban a los habitantes de una casa de citas.
En Bajo el mismo sol, coproducción entre República Dominicana y España, Ulises Porra sitúa en 1820 la historia de Lázaro, hijo de un mercader que busca cumplir el sueño paterno de levantar una fábrica de seda en Santo Domingo, en medio de tensiones políticas y sociales.
Desde Argentina, Milagros Mumenthaler estrena mundialmente Las corrientes, que sigue a Lina, una artista reconocida que debe enfrentar un accidente traumático en un lago suizo.
México y Estados Unidos se unen en Olmo, de Fernando Eimbcke, centrada en un adolescente que cuida a su padre enfermo de esclerosis múltiple hasta que la invitación a una fiesta trastoca su mundo. De Bolivia llega La hija del cóndor, de Álvaro Olmos, sobre Clara, una comadrona que acompaña con cantos los partos de su comunidad, pero decide dejarlo todo para perseguir un sueño personal.
En el terreno documental, Lucrecia Martel presenta Nuestra tierra, sobre el asesinato del líder indígena Javier Chocobar y el desalojo de su comunidad en Argentina. Nicolás Pereda (México-Canadá) presenta Cobre, la historia de un minero que se niega a regresar al socavón tras encontrar un cadáver y convencerse de que está enfermo.
También figura Barrio Triste, de Stillz, un thriller poético sobre una banda juvenil que roba diamantes y quema autos. Y desde Brasil, Gabriel Mascaro propone Sendero azul, donde una mujer mayor se resiste a aceptar el destino impuesto por el gobierno para cumplir un último deseo.
Una selección que confirma la fuerza y diversidad del cine latinoamericano, capaz de moverse entre la memoria histórica, los dilemas íntimos y las búsquedas más radicales de libertad.
@GiselaSavdie