El planeta gira en torno a por lo menos tres temas centrales: la inteligencia artificial, la guerra y la pobreza, transversamente matizados por los superpoderes de los presidentes de las potencias mundiales, la ignorancia, desinterés, fanatismo, y, falta de cultura política de las grandes mayorías ciudadanas.
Tan desolador panorama deprime la economía, bienestar, desarrollo y la felicidad de los seres humanos del mundo, quienes se ven ignorados y compelidos, por un debate rabioso, sin sentido y simplista, entre izquierdas y derechas.
Entre tanto, infortunadamente en Colombia la proliferación de precandidatos presidenciales histéricos, carentes de propuestas, y monotemáticos, imponen una agenda nacional que embrutece, divide e impide el cambio que necesita Colombia, para dejar de ser una de las naciones más desiguales del orbe.
Es claro entonces que para que el “cambio” sea realmente posible en Colombia es necesario “despetrizar” y “desuribizar” el debate político.
Siendo así las cosas es imperativo virar la mirada hacia otros horizontes y no seguir anclados en la guerra, odio y descalificación, narrativas propias de estos dos personajes, quienes durante décadas han sido esclavos de su inmenso ego, tara que los hace creerse imprescindibles en la historia, cuando su legado no es otro que su propia envidia, ira, odio y bajas pasiones.
Sin duda, “despetrizar” y “desuribizar” del debate político es el único camino posible para la reconciliación nacional y así darle un nuevo aliento a la fracturada democracia colombiana.
Lo contrario, serviría para perpetuar unas políticas públicas ineficaces que poco o nada han disminuido la brecha social.
En este momento “despetrizar” y “desuribizar” deviene en el antídoto indispensable para la pérdida de la memoria acerca de la ilegalidad; permite construir un dique a la histeria, paranoia y demencia colectiva, que nos asfixia y mata; y, conlleva a un nuevo ejercicio político más libre, ponderado, reflexivo y crítico, que permita paliar el inmenso daño producido por la falta de estatura de estos dos “líderes” en pro de la unión y bienestar nacional.
El panorama de Colombia seguirá sombrío, anclado, violento y herido, si no somos capaces de “despetrizar” y “desuribizar” el debate político, su narrativa de división, odio, intolerancia y exclusión. El escenario propicio inicia con las elecciones de congreso y culmina con las presidenciales de 2026.
La invitación es a elegir al presidente correcto y no volvamos a fallar en el intento. En 2026 el pueblo colombiano debe elegir un estadista que no represente estas dos vertientes. La invitación final no puede ser otra diferente a “despetrizar” y “desuribizar” el debate político hacia 2026. ¡Es mi palabra!
@orlandocaba