Agradezco este espacio, en el que siempre procuro hablar en positivo sobre nuestra ciudad y su desarrollo urbano y por eso quiero referirme, con respeto y claridad, a la columna publicada recientemente por Nicolás Renowitzky, a quien leo con atención, valoro como ciudadano comprometido y con quien, como barranquillero, comparto el deseo de una ciudad mejor.

Como arquitecto y urbanista, celebro que estos temas generen opinión, pero también creo que el debate debe partir de información sustentada y verificable. Hay afirmaciones del columnista que ameritan precisiones que, lejos de una pretensión de generar polémica, tienen el propósito de elevar la conversación pública con información basada en hechos y datos.

Primero: Ciudad Mallorquín no colinda con la Ciénaga de Mallorquín. Usted bien conoce que nuestro Plan Maestro contempla un parque de 60 hectáreas entre la Vía Circunvalar de la Prosperidad y una futura etapa del proyecto. Ese espacio, que representa cerca del 50% del suelo remanente, fue reservado con responsabilidad ambiental, precisamente para proteger el ecosistema y la conectividad de fauna y flora. Para dimensionarlo: es tres veces el tamaño del Jardín de Luxemburgo en París o la mitad del Parque del Retiro en Madrid. Lejos de invadir la Ciénaga, como se puede ver fácilmente en cualquier imagen satelital abierta, lo que hemos hecho es anticiparnos con soluciones que beneficien a toda la comunidad, dentro del marco legal y ambiental vigente.

Adicionalmente, Nicolás, ha estado usted dos veces en mi oficina para conocer el Plan Maestro de movilidad de Ciudad Mallorquín, en conversaciones abiertas y sinceras en las que conoció de primera mano las vías proyectadas, cómo se estructuró el sistema y qué principios de planificación lo sustentan. No se trata de un trazado improvisado ni de decisiones aisladas. Detrás hay un modelo de transporte desarrollado especialmente para este proyecto que, por demás, es único en su tipo en Latinoamérica y que se alimenta de cientos de encuestas de origen-destino, aforos vehiculares, datos de tráfico y simulaciones de comportamiento. Este modelo permite evaluar y proyectar distintos escenarios de movilidad, y ha sido clave para tomar decisiones informadas y de largo plazo. La planificación fue hecha con estudios rigurosos, acompañada por algunos de los mejores urbanistas del país y avalada por un sistema internacional de certificación que proyecta la ciudad a 30 años.

Usted también sabe que la densidad es necesaria para construir ciudades más eficientes y sostenibles. Mientras las redes de vías, parques y servicios públicos sean generosas y bien estructuradas, como es el caso, lo que se busca es el equilibrio urbano. Por eso le pido, con un profundo sentido ciudadano, sustentar sus afirmaciones en estudios y datos, como los que hemos compartido con apertura y claridad. Esa es la única manera de contribuir a una conversación seria y útil para la ciudad.

Sabemos que hay retos de movilidad en la región metropolitana. Por eso, desde nuestro rol como desarrolladores, siempre hemos estado abiertos al diálogo con todos los actores, públicos, privados y ciudadanos, para aportar, desde el lugar que nos corresponde, a la creación de soluciones conjuntas. Lo que hay detrás de Ciudad Mallorquín es trabajo serio y gente comprometida, que todos los días le apuesta a una ciudad más ordenada, más justa y más sostenible.

Por eso, Nicolás, lo reitero: lo invito a recorrer el proyecto. Allí podrá ver más de 12 km de nuevas vías y ciclorrutas, 17 hectáreas de parques y un parque central diseñado con el Instituto Humboldt, con soluciones basadas en la naturaleza. Estas obras no solo benefician a quienes vivirán allí, sino también a quienes habitan Barranquilla, Puerto Colombia y el área metropolitana.

Ciudad Mallorquín representa una apuesta por el desarrollo urbano formal: denso, incluyente, conectado, con espacio público y reglas claras. Una alternativa necesaria frente a la expansión informal que sí ha tenido impactos sobre ecosistemas como la Ciénaga. Debatamos, claro que sí. Pero hagámoslo con estudios, mapas y cifras sobre la mesa. Como en la medicina o la ingeniería, en el urbanismo los diagnósticos deben partir de datos, no de percepciones. Solo así podremos construir, entre todos, una ciudad que esté a la altura de lo que soñamos.

* Gerente de Urbanismo de Grupo Argos.

@dsarabiam