Qué gusto observar que el pensamiento de intelectuales barranquilleros como el científico social Orlando Fals Borda, en el marco del centenario de su natalicio, sea destacado y reconocido por su compromiso en abrir caminos que fortalecieron la investigación y desarrollaron las ciencias sociales y humanas desde una perspectiva sociocrítica. Es considerado el padre de la sociología sentipensante en Colombia.

Fals Borda representa una ruptura y, a la vez, una apertura del concepto de las ciencias sociológicas. Su obra es prolífica en acción comunitaria y desarrollo social. Además de los aportes teóricos, se sumerge en las comunidades para indagar y conocer su esencia y realidad. Por ello, promueve el abordaje de la problemática social con otro referente metodológico, distinto a los fundamentos teóricos y epistemológicos que lo habían nutrido en su formación doctoral en Sociología Latinoamericana, en los Estados Unidos.

Promueve fervientemente las acciones comunales como forma de organización local y desarrolla su propuesta metodológica de investigación-acción participativa, cuya esencia es devolverle la voz al pueblo, se autorreconozca y tome las decisiones a que conlleve el conocimiento propio. Con obras como Historia doble de la Costa, retrata la historia y la cultura de lo más recóndito de las regiones, otorgándoles voz a las comunidades, al campesinado y al excluido, analizando la fenomenología social y su impacto en el devenir de los pueblos.

El profesor Fals Borda creó la Facultad de Sociología de la Universidad Nacional, la primera en Latinoamérica, y su lucha fue más allá de la academia; integró la Asamblea Nacional Constituyente que promulgó nuestra actual Constitución. Sus aportes fueron trascendentales en la construcción de una carta magna que permeara y promoviera la participación ciudadana, el reconocimiento de la diversidad, la descentralización territorial, los derechos colectivos y la justicia social.

Su acervo académico es inmenso. Muchas escuelas de sociología de América Latina están impregnadas de su pensamiento y obra. Sin duda, entra a esa pléyade de embajadores barranquilleros que han exaltado la inteligencia, la erudición, el conocimiento y la academia vernácula.

Sería pertinente que, al igual que los afamados artistas Shakira, Sofía Vergara, Joe Arroyo y Esther Forero que, con sobrados méritos, engalanan espacios públicos de la ciudad, también se homenajee y reivindique el legado de barranquilleros prominentes en las ciencias, que le han dejado una gran heredad a la sociedad.

@Rector_Unisimon