En Colombia llevamos más de tres décadas sin sufrir apagones masivos, y eso no es casualidad. Mientras otros países han enfrentado crisis energéticas, cortes de luz o tarifas disparadas, aquí hemos contado con un sistema que ha funcionado gracias a reglas claras, planificación y un mecanismo que quizá pocos conocen, pero que ha sido clave: el Cargo por Confiabilidad.

Creado en 2006, este mecanismo ha permitido tres cosas fundamentales: asegurar energía en épocas de sequía, atraer inversión para construir nuevas plantas de generación y proteger a los usuarios de subidas inesperadas en el precio.

¿Y cómo funciona? Pues bien, todos lo pagamos dentro del valor de la generación de energía, entonces no es un cobro adicional; y gracias a eso tenemos plantas listas cuando baja el nivel de los embalses o cuando aumenta el consumo. Eso ha evitado interrupciones del servicio durante los fenómenos de El Niño.

El Cargo también ha traído inversiones por más de 50 billones de pesos, destinados a la construcción de nuevas plantas, y ha liberado recursos públicos para invertir en otros sectores como salud o educación. Estos beneficios también han alcanzado directamente a los usuarios. Por ejemplo, solo durante El Niño de 2015-2016, los colombianos ahorraron 17 billones de pesos en sus facturas, todo gracias a este mecanismo.

A pesar de las bondades que ha traído el Cargo por Confiabilidad, recientemente se ha hablado que debería cambiarse o eliminarse para bajar el costo de la energía, pero eso sería un gran error. Primero, eliminar el Cargo no haría que las tarifas bajarán en el corto plazo porque ya hay compromisos firmados hasta después de 2028. Segundo, no se puede confundir la bolsa de energía, con lo que pagamos en la factura. Más del 85% de la energía que usamos viene de contratos a largo plazo con precios estables, por lo que eliminarlo no generaría cambios en el precio.

El problema real es: hay muchos proyectos de energía retrasados. Necesitamos más energía de todo tipo: hidráulica, solar, térmica, eólica; y reglas claras para que las empresas puedan invertir, construir y seguir entregando energía.

Colombia no se ha apagado porque ha hecho bien la tarea. Cambiar lo que funciona sin tener una mejor alternativa nos puede costar caro. Lo que debemos hacer es fortalecer el sistema que ya tenemos y asegurar que siga siendo confiable, sostenible y justo para todos.

*Presidenta de Acolgen

@NGutierrezJ