En muchas ocasiones, en algunas entrevistas, una pregunta que nunca falta es: “¿Quién ha sido para usted el líder que lo ha influenciado de una manera especial en su vida?”. Seguidamente vienen las respuestas en las que normalmente señalan a personajes como un profesor de la universidad, una maestra del colegio, un jefe en alguno de los diferentes trabajos que ha tenido, un compañero de trabajo o el entrenador de algún deporte específico. Sin embargo, muy pocas veces la pregunta y la respectiva respuesta va dirigida a determinar quién fue “el primer líder en tu vida”, ese líder de bajo perfil, profundamente influyente que nos marca desde nuestros primeros días de vida y que nos define en gran parte de lo que posteriormente llegamos a ser.

Para la gran mayoría, esa figura son nuestros padres, para algunos, sólo la madre, para otros sólo el padre, los abuelos o en algunos casos puntuales, los tíos, quienes asumen ese rol de liderazgo en esa primera etapa de la vida. Estos líderes no necesitan títulos, discursos ni estrategias, lideran con el ejemplo, con acciones diarias y con una presencia constante, nos enseñan a hablar, a expresarnos y a confiar en nosotros mismos. Aunque vamos creciendo y vamos encontrando otros modelos a seguir, los ejemplos de esos primeros líderes permanecen, nos acompañan en decisiones importantes, en cómo enfrentamos las adversidades y en cómo tratamos a los demás, incluso, cuando ya no están físicamente presentes, sus enseñanzas viven en nuestros días.

Es importante reconocer el inmenso valor de este primer liderazgo, muchas veces invisible, que nos ayuda a formar nuestro carácter, la ética y la empatía; también hay que precisar que no todos tuvieron la fortuna de contar con una figura presente y positiva en dicho rol, lo importante, es entender que esos primeros líderes trataron de asumir debidamente la tarea de servirnos de guías. A medida que vamos creciendo, nos vamos convirtiendo en líderes para otros, como padres, amigos, docentes, compañeros y colegas, donde repetimos con ellos, consciente o inconscientemente, lo que aprendimos de nuestros primeros líderes, por eso, una forma de agradecer y seguir creciendo es valorar esa influencia.

Ellos son los más influyentes de todos, son liderazgos basados en el cuidado, el ejemplo y el amor, lo que nos da la identidad y nos prepara para este mundo, y aunque el tiempo pase y surjan nuevos referentes para muchos, ellos siempre ocuparán un lugar único en nuestra historia. Como bien lo afirma John C. Maxwell, un líder conoce el camino, sigue el camino y muestra el camino, eso es lo que hacen nuestros primeros líderes con nosotros.

@henrydelae