El cerebro con esa propiedad suya de plasticidad se va moldeando y adaptando a las nuevas tendencias. Da pie al cerebro digital que muy probable será el nuevo paso en la evolución. Sin embargo, hay tendencia a la desescalada tecnológica y queremos volver y enseñar sobre la importancia del papel y el bolígrafo. Una partida de cartas en una sociedad tecnodependiente y de imagen resulta sorprendente. Es quizá la filosofía de una escuela en Barcelona en donde sus principios pedagógicos son que alumnos aprenden con el esfuerzo. Que tal, redactar si nunca escribían. Este ejemplo se ha contagiado y ya existen varios países -con fondos incluidos- para disminuir la tecnología e incluso muchas asociaciones de padres de familia piden que los móviles no se les permitan ingresar a clases.

El cerebro nuevo es una realidad, pertenece a los “nativos digitales” del siglo XXI y en un fenómeno que debemos seguir. Se ha descrito que la digitalización excesiva y la tendencia hacia la impulsividad. Por ejemplo, las redes sociales son descargas de dopamina y responsables que nuestro afecto se comporte como la montaña rusa. El afecto de los adolescentes pegados a redes sociales se mueve con la cantidad de “likes” que reciben. Son sensibles aceptación y rechazo.

La tecnología influye en el cerebro de los adolescentes y el descenso del coeficiente intelectual es uno de los grandes hallazgos. Va en contra de quienes ven las pantallas razonar en tres dimensiones o la rapidez en la solución de conflictos. Hay metaanálisis y técnicas de imagen que han mostrado perdida en la capacidad lingüística y déficit de atención (Hong Kong). Pero encontraron también mejoría en la capacidad ejecutiva (interesante controversia). Tres hechos anotamos en esta investigación: impacto en la corteza prefrontal (responde por nuestro comportamiento y control de los impulsos). Los efectos sobre el surco intra parietal (coordinación otora y atención-memoria visual) y las redes neuronales en la corteza cerebral. Otros autores hablan del sistema límbico y en especial de la amígdala quien genera los estados emocionales.

De Felipe, conocido por sus trabajos de micro anatomía, se apoya en la neuroplasticidad y afirma que las neuronas no cambian. Lo que se modifica y sin dinámica son la sinapsis formando nuevos recorridos. Es la corteza cerebral el centro de operaciones de estos ajustes. El cerebro cambia con la tecnología porque se adapta constantemente y modifica sus mensajes. Trabajos sobre la sobreposición a las pantallas y el efecto que producen da la falsa sensación de lo que leen y como lo integran a su cultura. Insisten en desconectar los móviles y con resultados sorprendentes: el 91% mejoro su capacidad de atención, además bienestar y mejoría de la salud mental. Lo exitoso fue el resultado en las capacidades cognitivas con aumento de la creatividad y de la memoria.

Estamos cambiando y los vamos a hacer pues el cerebro se va actualizando. Inventamos el fuego, diseñamos herramientas y nos inventamos la religión: frutos de creatividad. Nos acercamos hacia el cerebro y este curiosamente se aleja cada más. Cada vez que sepamos más de él, más lejano lo sentimos. Debemos ser consciente de su evolución secundario a los estímulos y la tecnología, pero no se nos debe olvidar que estos cambios tomaran mucho tiempo, en donde la ciencia y disciplina, apoyado en la IA, nos lo mostrara en 200.000 años.

En esta fotografía con truco tridimensional veo el cerebro expuesto. Como el mar y sus ondulaciones reconozco el neocórtex responsable de nuestro juicio y análisis en la corteza prefrontal. Abro los surcos y aparece el interparietal que empuja separando el área motora. Con el encéfalo abierto hay una estructura grande en el fondo: el sistema límbico. Un lucero en el lado basal pendiente de las emociones: la amígdala del lóbulo temporal y arriba el estriado que nos anticipa recompensas. Luego viene la dialéctica de la formación: el papel o los sistemas para enriquecer estas estructuras. No puedo elegir una: 6 de cada 10 adolescentes usan video juegos -no aptos para su edad-, el 98.5% está registrado a una red social y el 57.5 % llevan el móvil a clases.

@Rembertoburgose