¿Por qué decimos ‘¡gracias!’ cuando recibimos un favor? Arley Betancur D., B/quilla

La expresión ‘¡gracias!’ es una elipsis, figura retórica proveniente del latín ellipsis, que, a su vez, deriva del griego élleipsis ‘insuficiencia’ y también del griego élleipō ‘yo descuido, dejo a un lado’. En efecto, en una frase, la elipsis deja a un lado o suprime a propósito una o más palabras indispensables para la acertada construcción gramatical de tal frase; sin embargo, la comprensión de esta no se altera porque dicha supresión se sobreentiende. Por ejemplo, a un bar llega con un amigo un cliente asiduo y muy conocido, y le dice al barman: “Dos”, y el mesero les lleva dos whiskys con hielo, porque el solo vocablo ‘dos’ bastó para que el barman entendiera: “Mándame a la mesa dos whiskys con hielo, por favor”. Es decir, con una sola palabra se puede decir lo mismo que con diez. En el lenguaje de todos los días, la elipsis del ejemplo entraña una comunicación más rápida y eficiente. Es lo que ocurre también con la expresión elíptica ‘¡gracias!’, en la que se omite el resto de la frase, que en este caso sería ‘¡Gracias por tu favor!’, ‘¡gracias por el beneficio!’, ‘¡gracias por la atención que me dispensas!’, ¡gracias por este regalo!… Ahora bien, el sustantivo ‘gracia, gracias’ viene del latín gratus, que enfatiza en la gratitud y significa ‘grato, placentero, agradable, agradecido’…

¿Es correcta la expresión “estoy tragado de Lucía”? Carlos Alberto Diazgranados Escorcia, B/quilla

Es coloquial y correcta por su uso extenso en todas las regiones de nuestro país. Sin embargo, su origen es incierto. El Diccionario de americanismos, de la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale), dice que ‘traga’ es un colombianismo de ascendencia popular que significa “enamoramiento intenso que se siente hacia otra persona”, y en una segunda acepción plantea que ‘traga’ es “novia, novio o pretendiente”. El Diccionario de colombianismos, del Instituto Caro y Cuervo, expresa casi lo mismo que el anterior, y, así, dice de ‘traga’: “Enamoramiento intenso”, y de ‘tragado’: “Referido a una persona que se siente muy enamorada de alguien”. Ahora bien, si tengo una traga es porque estoy muy enamorado de una mujer, y si estoy tragado es porque, vencido, dentro de mí ha quedado afianzada esa mujer y porque mi élan vital (o mi voluntad de vivir) ha producido una comunión entre los dos, una camaradería que apuesta por un fin dual, por una alianza férrea, lo cual implica miramientos, comunicación abierta, y, desde luego, contactos íntimos frecuentes.

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