Desde que se liquidaron las electrificadoras departamentales del Caribe colombiano, la región ha pasado por una serie de nefastos experimentos privados que no han mejorado el servicio de energía, atendiendo la creciente demanda de los usuarios. Por el contrario, se ha deteriorado la prestación. Al punto que se vaticina un catastrófico apagón en Atlántico, Magdalena y La Guajira, departamentos a cargo de Air-e. Cuya postración financiera ha crecido con la deuda oficial por distintos conceptos.
El artículo 365 de la Constitución de 1991 le abrió las avenidas a la privatización al brindar la opción de que los particulares proveyeran los servicios públicos. Sin embargo, el mencionado artículo constitucional dejó explícito que los “servicios públicos son inherentes a la finalidad social del Estado” y que es su deber “asegurar su prestación eficiente a todos los habitantes del territorio nacional”.
O sea, que privatizar el suministro de los servicios públicos fue, a partir de la Constitución del 91, una atribución del Estado, pero estos siguen siendo parte de su finalidad social. Por lo tanto, tiene que cumplirla.
En el caso de la región Caribe, el estruendoso fracaso de los comercializadores particulares en la provisión responsable de la energía obliga a replantear ese fracasado modelo.
En medio del hastío regional por este persistente problema, que solo genera malas noticias, me atrevería a decir que es hora de contemplar otra alternativa. Por ejemplo, que ISA asuma el servicio de energía en Atlántico, Magdalena y La Guajira. Pienso que es una opción que deberían evaluar el presidente Gustavo Petro, el ministro Edwin Palma, los congresistas, gobernadores, alcaldes, empresarios y líderes gremiales y las organizaciones de la sociedad civil de los tres departamentos.
ISA es un poderoso conglomerado empresarial colombiano dueño de un portafolio de negocios en energía eléctrica, carreteras y telecomunicaciones. Con presencia en América Latina y Estados Unidos. Su socio mayoritario es Ecopetrol, es decir, el Estado. Tiene el músculo financiero, la capacidad operativa y la solidez institucional para garantizarnos el servicio de energía que nos merecemos.
El calvario que vivimos los habitantes de Atlántico, Magdalena y La Guajira con Electricaribe y estamos viviendo con Air-e, tiene que llegar a su fin. Seguimos padeciendo un mal servicio, altas tarifas y podríamos sufrir el desastre de un apagón. Ya ensayamos las inútiles intervenciones de la Superintendencia de Servicios Públicos. Y no ha pasado nada. Necesitamos una solución radical. ISA podría ser. ¿O alguien tiene una idea mejor?
@HoracioBrieva