Hoy les comparto mi respuesta a una joven pareja que me preguntó sobre la sexualidad desde la perspectiva bíblica.
Cuando hablamos de sexualidad en el matrimonio, muchas veces nos encontramos con tabúes o expectativas irreales. Por eso es útil observar que la Biblia tiene una visión hermosa, clara y profunda sobre este tema, especialmente relevante para los matrimonios jóvenes que están comenzando a construir su vida juntos.
Desde el principio, Dios diseñó la sexualidad como parte del plan para la unión entre el hombre y la mujer. En Génesis 2:24 leemos: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” Esta expresión, “una sola carne”, no solo habla de la unión física, sino de una conexión emocional y espiritual que se profundiza a través de la intimidad sexual.
Para muchos recién casados, la sexualidad puede ser fuente de alegría, pero también de inseguridades o expectativas frustradas. Es importante saber que el sexo no es solo una experiencia física. Es una forma de comunicación profunda. Es el lenguaje del cuerpo que dice: te amo, te elijo y soy completamente tuyo/a. Pablo lo enseña claramente en 1 Corintios 7:3: “El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido”. Esto implica entrega mutua, cuidado y respeto.
La Biblia no presenta el sexo como algo sucio, sino como algo sagrado y alegre dentro del matrimonio. El Cantar de los Cantares celebra el deseo, la ternura y la belleza entre los esposos: “Embriágate siempre en su amor” (Proverbios 5:19). Dios se complace cuando los esposos disfrutan su intimidad.
Sin embargo, también debemos ser conscientes de los desafíos: la presión del trabajo, el cansancio, la comparación con modelos irreales, o incluso el silencio. Muchos matrimonios jóvenes no hablan sobre su vida íntima, y eso puede enfriar lo que Dios diseñó para ser cálido y edificante. Por eso la clave es la comunicación honesta: hablar de lo que nos gusta, lo que nos incomoda, nuestras emociones y expectativas. No es falta de espiritualidad hablar de sexo con tu cónyuge; es una señal de madurez y amor.
También es esencial proteger la relación sexual. La pornografía, por ejemplo, es un enemigo silencioso que distorsiona la percepción del otro y destruye la confianza. Hebreos 13:4 nos recuerda: “Honroso sea en todos el matrimonio y el lecho sin mancilla”. Dios desea que vivamos nuestra intimidad libres de culpa y llenos de gozo.
Queridos jóvenes, Dios no sólo diseñó el cuerpo, también creó el alma que se une a través del amor. Honren su relación, cultiven su intimidad con ternura y celebren juntos este regalo divino. La sexualidad conyugal, bien vivida, es una forma maravillosa de glorificar a Dios.
@drjosegonzalez