A veces las utopías se vuelven realidad. Una de ellas, la recuperación del río Bogotá, uno de los más contaminados del mundo. Nace en el Páramo de Guacheneque en el municipio de Villa Pinzón, (Cundinamarca) y desemboca en nuestro río insigne, el Magdalena, con una longitud de 165 kilómetros. Al río Bogotá va a parar de todo, basura ciudadana, informática, industrial, hospitalaria, curtiembres y cuánto etcétera existe. Las anteriores administraciones han utilizado la recuperación del río, como lema de campaña, pero después el olvido hace lo suyo por falta de gestión, pero no por falta de dinero. Los guardabosques y ambientalistas hacen lo suyo pero el problema es de fondo y no de forma. Ojalá esta utopía de la recuperación por más de cincuenta años se vuelva una realidad. El río Bogotá muere lentamente. Los medios de comunicación están en mora de hacer campañas de concientización, para despertarnos el respeto que merecen nuestros ríos, siendo Colombia uno de los países con recursos hídricos más caudalosos del mundo. El río Bogotá es tarea de todos, recuperarlo y cuidarlo, para poder disfrutarlo.
Helena Manrique Romero
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