Durante el panel “De la noche al amanecer: Cultura y economía nocturna” del Foro Local de la OCDE, la ciudad de Barranquilla destacó su visión innovadora y transformadora en torno a la economía nocturna.
El secretario de Control Urbano y Espacio Público, Angelo Cianci, presentó los avances y desafíos que enfrenta la capital del Atlántico en su apuesta por consolidarse como un polo turístico y cultural que dinamiza su economía más allá del horario diurno.
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“Barranquilla tiene tres grandes retos: la seguridad, la movilidad y la informalidad. Y los estamos enfrentando con una estrategia clara, liderada por el alcalde Alejandro Char, que busca garantizar que tanto visitantes como locales vivan la ciudad plenamente, incluso de noche”, afirmó Cianci.
Una de las principales fortalezas de la ciudad es su capacidad para integrar el espacio público al desarrollo económico. El Malecón del Río, con 5,5 kilómetros de actividades culturales y gastronómicas, se ha convertido en el lugar más visitado del país, recibiendo a más de 3.500 visitantes por evento, el 71 % de ellos provenientes de fuera de Barranquilla.
“Nuestra economía nocturna genera empleo, incrementa ingresos y revitaliza la ciudad. Hoy le dimos la cara al río, al mar y a la ciénaga”, expresó el secretario.
Para fortalecer la seguridad en las noches, el Distrito ha instalado más de mil cámaras con monitoreo por mapas de calor y ha invertido en vehículos y equipos policiales para aumentar la presencia en zonas de alta demanda, como zonas gastronómicas, bares y espacios culturales.
Asimismo, Barranquilla impulsa el turismo ambiental y cultural con nuevos proyectos como el Ecoparque Mallorquín, donde visitantes internacionales practican avistamiento de aves, y la reciente apertura de la primera playa urbana del distrito, que hoy es destino tanto para turistas como para los mismos barranquilleros.
Cianci también resaltó el impacto del Carnaval de Barranquilla, evento que atrae a más de 800.000 personas y representa una oportunidad clave para proyectar la ciudad como destino internacional, no solo por su tradición, sino por su capacidad organizativa y de respuesta ante los retos que implica una gran afluencia nocturna.
“Barranquilla está dejando de ser solo un distrito industrial para convertirse en un verdadero referente turístico de Colombia. Nuestra economía nocturna no solo genera ingresos, sino identidad, orgullo y transformación”, concluyó el funcionario.
Desde otras miradas y experiencias
María del Pilar Lopez, secretaria de Desarrollo Económico de Bogotá, comentó que desde la capital del país ven la economía nocturna como una oportunidad estratégica para reordenar una ciudad caótica, señalando cómo la redistribución de actividades hacia horarios nocturnos puede traducirse en mayor eficiencia económica y logística.
Asimismo, añadió que la reducción del tráfico, la mejora de la logística empresarial y la expansión del sector cultural son ideas sólidas y bien respaldadas por cifras: pasar del 3% al 22% del PIB es una apuesta ambiciosa pero pertinente para una ciudad con alto potencial en industrias creativas.
Sin embargo, también reconoce con realismo los desafíos estructurales, como la inseguridad, la falta de transporte público nocturno y la ausencia de una gobernanza específica para la noche.
Su propuesta consiste en implementar una política 24-7 y crear la figura de un gerente de la noche innovadora y que mostraría una clara voluntad de institucionalizar el ecosistema nocturno de forma integral, con participación multisectorial (más de 450 actores). Además, los pilotos logísticos y la automatización de servicios demuestran un enfoque pragmático.
Émilie Chabot, directora de desarrollo estratégico en Montreal, Canadá, pone sobre la mesa un tema crítico: la fragilidad de las organizaciones culturales sin fines de lucro, las cuales, pese a sostener la vida cultural de las ciudades, operan con presupuestos ajustados y dependen cada vez más de apoyos públicos.
Su llamado a reinventar el modelo de financiación de festivales y eventos nocturnos es pertinente en un contexto en que los hábitos de consumo han cambiado, especialmente entre los jóvenes.
Por lo anterior, destacó la necesidad de fortalecer la infraestructura pública, garantizar la convivencia con las comunidades vecinas, tales como el hecho de que se minimice el ruido, y se logren crear zonas específicamente diseñadas para la vida nocturna.
Aseveró que Montreal ha avanzado notablemente en este aspecto, con herramientas como la “Noche Blanca” y el acceso gratuito al transporte, lo que demuestra que la planificación nocturna puede ser tan sofisticada y estratégica como cualquier otra política urbana.
Por otro lado, Lutz Leichsenring, Co-Funder Vibelab,abordó temas como el redimensionamiento del espacio urbano, el talento juvenil, la polarización social y la crisis climática tras recordar que la economía nocturna es también un reflejo de las tensiones sociales más profundas.
Afirmó que su énfasis en la creación de espacios seguros, accesibles, y en el papel de la noche como espacio de reconexión humana, resulta clave en la naciones. Además, lanza una advertencia importante: las ciudades no pueden seguir operando bajo modelos rígidos ni dejar fuera de la conversación a los actores informales, como los jóvenes que bailan en parques o las comunidades que “ilegalmente” intervienen el espacio público con jardines. Más allá de sancionar, propone reconocer y regular estas iniciativas como expresiones legítimas de ciudadanía activa.
A su turno, Nicolás Sebastián Chain, Dirección de Turismo de Tandil, Argentina, compartió una visión territorial y comunitaria de la economía nocturna, mucho más centrada en el tejido local y en la gobernanza colaborativa.
Además reconoció que los retos de las ciudades intermedias no son tanto la seguridad, sino la informalidad y la falta de infraestructura por lo que Identifica un desafío que muchas veces se subestima: la regulación de plataformas digitales y la necesidad de formalizar la oferta gastronómica y turística nocturna.
Argumentó que la construcción participativa del territorio nocturno, a través de clústeres, gestión asociada y planificación estratégica con todos los sectores involucrados. Muestró cómo, incluso en un entorno natural y tranquilo como Tandil, es posible integrar la nocturnidad sin alterar la identidad de la ciudad, a partir de la localización estratégica de eventos, ferias y espectáculos.
Durante el espacio se extendió la invitación a repensar la noche como un laboratorio social y cultural, en donde la tecnología, la planificación urbana y las políticas públicas deben dialogar para crear modelos sostenibles e inclusivos por lo que ya no se trata solo de controlar el ruido o evitar disturbios, sino de valorar la noche como un bien común, con su propia economía, identidad y ciudadanía.