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Sonia Bazanta Vides, mejor conocida artísticamente como Totó La Momposina, ha llegado a los 85 años, y los celebra en medio del reconocimiento de su gente, esa que ha sido testigo de cómo con su voz ha logrado conquistar varios países.

Esta cantadora oriunda de Talaigua Nuevo, Bolívar, abrió los ojos por primera vez el 1° de agosto de 1940, en medio de una familia dedicada a la música, de la que ella se convirtió en líder de la cuarta generación. Aprendió a bailar y cantar desde niña, pues su padre, Daniel Bazanta, era percusionista y su madre, Libia Vides, era cantante y bailarina.

En 1964, junto a ellos y sus hermanos, conformó su primer grupo. Fue su padre quien la llamó Totó, debido a que ese era el sonido que hacía con el llamador para obtener su atención. Ella incluso trató de buscarle significado a ese nombre cariñoso y alguna vez le dijeron que en africano quería decir “mujer pequeña de corazón grande”.

Cuentan que Celia Cruz la oyó cantar cuando tenía 14 años y quedó tan impactada que le pidió a su madre que la cuidara mucho porque iba a llegar muy lejos. Y la premonición de ‘La Guarachera’ de Cuba no falló.

Su hijo Marco Vinicio Oyaga Bazanta, percusionista y director de la agrupación folclórica ‘Los Tambores de Totó’, con la que sostiene el legado de su madre, quien desde 2002 se retiró de los escenarios debido a una condición llamada afasia, que no le permite comunicarse, se siente “orgulloso de haber nacido de un vientre de una mujer tan entregada”.

CortesíaEl profesor Julio Adán es uno de sus grandes amigos en Barranquilla.

No se refiere solo a una madre amorosa, sino a una mujer que ha hecho de su vida una cruzada por salvaguardar la esencia de las músicas tradicionales del Caribe colombiano. “Ella reafirmó nuestros sentimientos de pertenencia y el ancestro musical que viene de generación en generación”, sostuvo.

Para Marco Vinicio, el mayor aporte de su madre fue recuperar la cumbia y otras expresiones del folclor, devolviéndolas a su raíz. “En Colombia toda esta música no existía (al menos no como tradición viva) porque todo estaba centrado en lo comercial. Las cumbias que se escuchaban eran orquestadas, diseñadas para vender en carnaval. Mi mamá volvió a cantar esas canciones con los instrumentos originales, con el ritmo raizal de la cumbia”.

Cuando Totó interpretó temas como El pescador, La piragua o Te olvidé, lo hizo desde un lugar diferente: sin arreglos orquestales, sin adornos comerciales. Volvió a la tambora, a la gaita, al millo, al cuero y la madera. Y con eso, cambió la percepción nacional e internacional de esas canciones: “La gente empezó a llamarlas folclor, pero al principio no lo eran así. Ella las convirtió en folclor al devolverles su contexto”.

Sinónimo de sencillez

Su amigo entrañable, el sociólogo y periodista Julio Adán Hernández, quien siempre le da posada en su casa ubicada en el barrio El Silencio, cada vez que esta leyenda viviente de la música folclórica visita Barranquilla, resalta las habilidades de Totó como cantadora al adoptar todo el aprendizaje adquirido a través de su familia y de su mentora Ramona Ruiz Quevedo.

CortesíaTotó aún sigue bailando y espera celebrar con el público en El Banco.

“Totó es nuestra embajadora musical, siempre ha actuado como una maestra de la identidad, compartiendo el mensaje de amor a nuestra patria, su sueño siempre fue tener una escuela para compartir con las nuevas generaciones. Este ideal se le ha cumplido con el Carnaval de los Niños de Barranquilla, que desde 1997 la ha celebrado compartiendo sus canciones propias de la cultura ancestral y sumándole a su legado musical el mensaje de ‘Carnaval sin tradición no es carnaval’”.

Hernández destaca además su humildad como ser humano, pues “cada vez que viene a Barranquilla, por mucho que la hospeden en el mejor hotel, ella no demora en llamarme y apenas asoma a la puerta lo primero que grita es ‘¡Alegría con coco y anís’. Ella aprendió a encontrar la alegría en lo simple, mientras otros se afanan en encontrarla en los lujos”.

Listo el homenaje

Veruschka Barros, presidente de la Fundación José Barros Palomino, organizadora del Festival Nacional de la Cumbia, cuenta que esta edición 41 será un tributo a la intérprete de La candela viva. Esta edición se llevará a cabo del 14 al 17 de agosto en El Banco, Magdalena, cuna cumbiambera y epicentro de riqueza musical y cultural del Caribe colombiano.

CortesíaEl talento de esta mujer se evidencia en su discografía.

“Totó no solo representa la voz del Caribe, su música es el alma de nuestras raíces. Su canto es resistencia, es nuestro territorio y es fiesta. Es por eso que este homenaje es también un acto de gratitud hacia una de las artistas más importantes e influyentes del país”, afirmó Veruschka.

Y así es, Totó ha hecho de la cumbia un lenguaje universal. Su carrera es reconocida en escenarios internacionales, al punto de ser galardonada en 2015 con el Grammy Latino a la Excelencia Musical.