Compartir:

En algún punto de nuestra existencia nos cuestionamos si valoramos más lo que nos cuesta. En lo que respecta a la barranquillera Gloria Redondo, de 39 años, su historia de vida lo ratifica.

Sentada en su oficina, enfocada en un punto fijo, reconoce que su camino no ha sido fácil. Su relato es esperanzador y profundo, cargado de tropiezos y enseñanzas.

Crecer le significó sacrificios como —por ejemplo— ausentarse del colegio porque en casa era difícil sacar dinero para sus transportes. Esa realidad, que la tocaba día y noche, la fue impulsando a querer hacer algo para salir adelante.

Empezó vendiendo chocolates, un primer paso que la llevó a convertirse en 'una dura de las ventas'.

A los 15 años seguía vendiendo hasta que llegó a otros negocios donde logró sobresalir por su talento, mismo que en muchas ocasiones la hizo merecedora del puesto de administradora. A sus 20 años eligió estudiar la carrera de Contaduría Pública, la cual pudo pagar con el fruto de su trabajo.

'Yo retiraba materias para no tener tanta carga y así poder pagar (...) Me enfoqué en la contaduría porque soy muy buena con los números, además, pensaba en que antes de estudiar Administración de Empresas, con la contaduría podía ejercer las dos profesiones. Al terminar pude trabajar durante nueve años en Ipanema, empresa dedicada a importar oro goldfield y plata'.

Culminado su ciclo en la organización decidió emprender. Partió de la idea de apostarle a un negocio que se relacionara con su gusto por la decoración, que tomó fuerza en 2009 cuando, en medio de una conversación con una de sus amigas, encontró que 'la decoración estaba en boga'.

Dice que fue así como pensó en crear una casa de diseño de interiores que decidió llamar Kubika. Ese nombre —según cuenta— se traduce en los espacios amplios y guarda relación con los rincones que antes de ser decorados 'lucen como cajones vacíos'.

'Yo siento que con mi negocio todo se fue dando, aunque está claro que emprender no es fácil, pero la pasión nos hace pujantes para sacar nuestros sueños adelante'.

Para ella Kubika es amor. Cree que cuando el ser humano involucra este sentimiento en lo que hace surge la inspiración y aunque vengan tiempos difíciles puede llegar a mantenerse. Su emprendimiento —señala— reúne palabras como elegancia, paz, tranquilidad y cumplimiento y es, además, un espacio donde las personas pueden encontrar artículos para la decoración del hogar.

Luego de tener materializado su primer emprendimiento visionó otro, uno enfocado en la decoración de fiestas que, adicionalmente, tuviera peluchería, artículos de belleza y escolares y una línea de tecnología. Viajar mucho, como suele hacerlo, fue su fuente de inspiración. De hecho, estando en México conoció una tienda que sembró en ella la idea de trasladar un concepto similar a La Arenosa.