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La afición se preocupó. Los murmullos no se hicieron esperar cuando Léider Berrío apareció en zona de sustitución e ingresó en lugar de José Enamorado en el partido que Junior le ganó 3-2 a Medellín, en la final de la Liga.

Teniendo en cuenta que el volante cordobés ha tenido una temporada bastante discreta, no brindaba mucha confianza su nombre en reemplazo de uno de los jugadores más habilidosos y desequilibrantes del equipo.

Sin embargo, Enamorado ya acumulaba un desgaste y no estaba contribuyendo para contener el dominio que ejercía el visitante. Era necesaria una modificación para darle aire al anfitrión.

El técnico Arturo Reyes apostó por Berrío y este no lo defraudó. En una de sus primeras jugadas se proyectó por izquierda, superó la marca de Luis Manuel Orejuela y le puso el pase a Bacca para que recibiera, se volteara y marcara el tercero de Junior.

El cambio dio resultados inmediatos. Berrío, que había estado deambulando la cancha en anteriores compromisos, se pellizcó, resucitó y le aportó positivamente a los rojiblancos. Entró con energía y de forma acertada.

Berrío jugó la final de la Liga II del año pasado, cuando Deportivo Pereira se coronó campeón tras derrotar precisamente al Medellín.

El mediocampista sabanero convirtió el penalti que decidió el histórico título a favor de los ‘Matecañas’.

Su resurrección es importante de cara al choque de vuelta para que el equipo tenga más alternativas de recambio.