Política

“Obama debería liberar a Simón Trinidad”: Samper

Para el secretario de Unasur la llegada de Donald Trump al poder en Estados Unidos presagia un rompimiento en la agenda de la potencia del norte con el resto de Latinoamérica.

En el año en que dejará su cargo como secretario general de Unasur, el expresidente Ernesto Samper regresa a Colombia mirando con recelo al país político. Dice que no busca figurar en las venideras elecciones presidenciales, ni involucrarse en la escogencia del que sería el candidato liberal. Lo que sí lo preocupa es la consolidación de “la verdadera paz” y cómo las relaciones con el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que presagia turbulentas, puedan afectarle al país y a la región.

P.

¿Cómo recibió el año nuevo, cómo ve este 2017 para el presente y futuro del Latinoamérica?

R.

Es un año difícil, estoy regresando de mis responsabilidades en Unasur con la región y vuelvo al país. La región tiene dificultades grandes, no vamos a tener una tasa de crecimiento económico ni siquiera similar a la que tenemos desde  hace cuatro o cinco años, eso nos va impedir concretar una serie de programas sociales. Veo con preocupación que algunos países están haciendo un ajuste en sus economías desde el punto de vista social, es decir, están recargándole a los sectores populares el ajuste de las economías, disminuyendo gastos en salud, en educación, no creando fuentes de trabajo y eso me parece un error porque vamos a repetir la experiencia de finales de los años 90 con el modelo neoliberal cuando prácticamente condenamos a la pobreza a 100 millones de latinoamericanos para sacar adelante las exigencias económicas. Obviamente también hay problemas de gobernabilidad serios, hay unos poderes fácticos que se han venido apoderando de la región (...), estos actores políticos que están haciendo política sin responsabilidad política, le han afectado la gobernabilidad a algunos países de manera importante como es el caso de Brasil. De tal manera que no soy pesimista pero si soy razonablemente escéptico de que este vaya a ser el mejor año de la región.

P.

¿Qué lectura hace del último intento de la Asamblea Nacional en Venezuela por derrocar al presidente Maduro declarando su ausencia del poder?

R.

La gente de la oposición sabe perfectamente que la figura de la destitución del Presidente no existe en la Constitución. A mí me parece que mientras que los dirigentes del Gobierno y de la oposición no se respeten sus espacios institucionales va a ser muy complicado sacar adelante y devolverle la estabilidad política a Venezuela. El Gobierno tiene que hacer respetar las competencias de la Asamblea y también la Asamblea tiene que respetar el periodo constitucional del Presidente para el cual fue elegido. A partir de ese par de premisas de respeto creo que sería posible avanzar en el diálogo que ha propuesto Unasur en conjunto con el Papa. Sigo pensando y seguiré pensando que el diálogo es el mejor camino para que los venezolanos solucionen sus profundas diferencias y sobre todo soy un convencido de que hay que privilegiar las salidas económicas y sociales porque aunque la crisis política es importante y tiene connotaciones preocupantes, el problema económico y social es la primera prioridad de Venezuela y sobre eso también hemos venido trabajando, proponiendo fórmulas para la  estabilización cambiaria, para focalizar los subsidios en cabeza de las personas y no de los productos y finalmente para elevar de una manera gradual y razonable los precios de la energía, porque lo que están haciendo en Venezuela es regalando dólares con la energía tan barata que tienen.

P.

¿Cuál debe ser el punto de encuentro entre el Gobierno y la oposición venezolana para comenzar a tender puentes de diálogo?

R.

El respeto de cada poder por el otro que es lo que finalmente consiste la dinámica de una democracia. El respeto del Gobierno por las facultades de la Asamblea para producir decisiones legislativas y también el respeto de la oposición para que el poder ejecutivo ejerza sus funciones en los términos y dentro las condiciones que están previstas en la misma Constitución.

P.

Usted regresa a Colombia con una campaña presidencial a la vista que contará con la participación activa de los expresidentes Pastrana, Gaviria y Uribe. ¿Qué papel va a jugar Ernesto Samper en esta campaña?

R.

En cualquier caso yo no quiero competir con los expresidentes, no es esa mi intención. A mí me sorprende que el país no haya asimilado suficientemente lo que pasó en los últimos dos o tres años. Este país consiguió acercarse la paz, estamos viviendo el proceso de desmovilización de 16 mil personas que estaban dedicadas a la guerra, eso le va a abrir los espacios al país para pensar en nuevos proyectos, alternativas y propuestas, y me parece que no han sido consientes muchos dirigentes realmente de lo que está sucediendo y siguen pensando en las viejas fórmulas tribales de hacer acuerdos entre grupos y subgrupos, de hacer alianzas entre partidos sin darse cuenta de que la gente lo que quiere es algo que excede las dinámicas convencionales de los partidos. Con la llegada de la paz se abren dos abanicos, uno de centro derecha y otro de centro izquierda, ojalá que el reordenamiento de las fuerzas políticas se diera en función de esos proyectos igualmente válidos y legítimos y no en función de los pequeños acuerdos y componendas que han sido propios de nuestros partidos.

P.

¿Cómo ve al Partido Liberal? ¿El samperismo va a tener una influencia en la definición de su candidatura?

R.

El samperismo como fuerza no existe, creo que nosotros tuvimos un proyecto político que sigue teniendo unas raíces muy válidas como la prioridad por lo social. Yo personalmente no me voy a involucrar dentro del proceso interno liberal precisamente porque creo que si estoy viendo que si aquí se abrió una cancha de básquet no podemos seguir jugando fútbol. Hoy lo que tenemos es una cancha de básquet y después de que los partidos entiendan eso y se haga el esfuerzo de una coalición muy amplia que se de en el nuevo terreno y no en el viejo terreno de la política tradicional que están rechazando todas las redes y sectores jóvenes del país.

P.

¿Y a Humberto De la Calle cómo lo ve figurando en esta elección?

R.

Quisiera que cada uno exprese cuál es su opinión sobre este nuevo escenario. De la Calle hizo un buen papel con la paz, lo reconozco a pesar de todas nuestras diferencias. Ahora, una cosa es hacer la paz y otra es construirla, en La Habana lo que se pactó fue la paz negativa, es decir, la ausencia del enfrentamiento armado, pero eso no es la paz definitiva, esa comienza a partir de la paz negativa y es qué país vamos a construir para que realmente solucionemos nuestras diferencias no a base de violencia ni de insultos sino a base de convivencia y diálogo, ahí es donde comienza a construirse y sembrarse la paz y mucho me temo que si la historia demuestra que la paz la pactan las derechas, la construyen las izquierdas de los sectores progresistas.

P.

¿Pero lo ve o no lo ve siendo candidato?

R.

Yo no puedo hablar por él, es como si me preguntas si alguien quiere ser reina de belleza, le queda uno más fácil mirarle el cuerpo y decirle de golpe que no tiene. En el caso de De La Calle lo primero que se necesita para aspirar a algo es querer aspirar, hay que esperar que se echen al agua los patos a ver como nadan.

P.

¿Cree que se cumplirá los tiempos pactados para el desarme de las Farc?

R.

La mejor parte de los acuerdo de La Habana es la parte de la desmilitarización que fue convenida por los comandantes tanto de la guerrilla como del Ejercito y creo que fue la parte más sustantiva, más simplificada y más esquemática que hay en los acuerdos y por tanto la que garantiza más posibilidades de un cumplimiento rápido. La paz no es asunto de blanco y negro, la paz hay que construirla y este país va a demorar dos o tres generaciones primero en pasar el puente del conflicto al posconflicto y segundo el de construir el tejido institucional, social y económico que es en lo que consiste el posconflicto, de tal manera que eso nos va a tomar unos tiempos, esfuerzos y recursos que espero que los próximos candidatos y presidentes entiendan que no se puede con el mismo modelo económico y propuestas políticas construir una sociedad reconciliada, hay que cambiar el chip de lo que tenemos hoy día y si eso se consigue vamos a poder ver los frutos de la paz.

P.

¿Las Farc podrían tener un buen futuro político?

R.

Bueno, ellos hicieron la paz y eso es muy meritorio, hay que abonárselo, se necesita ser valiente para abandonar un proyecto de 50 años y jugársela toda por un proyecto que responde a unas reglas distintas. Ellos van a tener su oportunidad a través de los canales democráticos y de los sistemas electorales, en las propuesta regionales vamos a tener la oportunidad de demostrar que pueden conseguir por las urnas lo que antes no habían conseguido por las armas y en eso consiste la paz.

P.

¿Cómo podría ser la relación con EEUU de cara a la implementación de la paz ahora que llega Donald Trump?

R.

Bueno, primero te digo cómo esperaría que terminara Obama y yo si creo que él debería considerar seriamente la posibilidad de liberar a Simón Trinidad y lo voy a decir con toda responsabilidad. No puede el Gobierno de Obama habernos pedido a los países suramericanos que recibiéramos personas que estaban procesadas en Guantánamo por actividades terroristas, sean ellas inocentes o no y no hacer una contribución de este tipo a la paz precisamente liberando a una persona que de alguna manera también tiene el derecho a buscar por los mismos canales democráticos lo que sus compañeros también están teniendo derecho con los acuerdos de las paz. Eso es algo que Obama tendría que hacer y creo que sería un gesto a favor de la paz y un aporte concreto a la definición de la misma.

P.

¿Y sobre Donald Trump qué opina?

R.

Lo de Trump es un gran interrogante, eso es una especie de amenaza de tsunami. En  Suramérica estaban tranquilos de que Trump iba a llegar y se iba a comportar de una forma distinta a como predijo que lo haría en su campaña y no ha sido así. La gente que está nombrando y las declaraciones que está dando lo que nos está llevando es a darnos cuenta de que así como antes nos pedían solidaridad con las causas internacionales de los Estados Unidos y nos hicieron matar contra el comunismo o contra el narcotráfico, ahora las causas que va a impulsar Trump están directamente en contradicción con nuestras propias causas, porque ahora lo que va a hacer es expulsar latinos, romper los acuerdos de libre comercio que nos permitían llegar a los Estados Unidos, estigmatizar la inversión de los Estados en nuestros países y entonces ¿en qué estamos? Vamos a quedar en dos orillas diferentes y yo si quiero ver a los neoliberales suramericanos salir apoyar a una persona que va a decir que no va a apoyar ningún tratado de libre comercio. Estoy sentado frotándome ya las manos para ver ese espectáculo.

P.

¿Cómo establecer relaciones con un Gobierno que se maneja al ritmo de 140 caracteres en una red social?

R.

Eso es como Gotzilla mandando trinos. Esa es la figura que teme uno y lo peligroso es el poder que tiene. (...)El verdadero problema es que haya tantas personas que piensen que volviendo a la figura del “ugly uncle sam” (detestable tío Sam), vamos a poder tener una buena relación con los Estados Unidos. ¿Qué piensa Trump sobre el momento de la apertura en las relaciones con Cuba? No sabemos ¿Qué piensa de los acuerdo de paz en Colombia? No sabemos ¿Qué piensa de la restitución de las Malvinas? No sabemos ¿Qué piensa de la base de Guantánamo? No Sabemos ¿Qué piensa de los acuerdos de libre comercio? No sabemos. Por primera vez estamos frente a un gran interrogante que muchos piensan que se va a resolver favorablemente, yo no soy tan optimista y creo que vamos para una ruptura muy dolorosa y costosa que nos va a llevar a entender que no todo norteamericano es un amigo de los intereses latinoamericanos.

P.

¿Y Colombia si está preparada para tener una ruptura de agenda con su gran aliado Estados Unidos?

R.

No sé si esté preparada, en mi caso yo estaría totalmente preparado (risas), pero sabemos dónde ponen las garzas, pero no sé si nuestros líderes han tenido eso en cuenta entre sus propuestas y proyectos.

P.

¿Qué lectura le dio a la reunión del Papa con Santos y Uribe?

R.

Es que eso forma parte de lo que ha sido la onda política de los últimos años y es que lamentablemente la agenda política del país la ha manejado el presidente Uribe, quizá porque el presidente Santos le pone demasiada atención, porque se fija siempre para donde va Uribe a ver si va por el mismo camino o puede contradecirlo. Creo que el presidente Santos deja un legado como el de la paz que le da una fuerza política suficiente como para no tener que estar pensando qué trina Uribe o qué piensa Uribe para sobre esa base establecer él que quiere o no quiere. Lo que uno ve desde afuera es que Uribe sigue fijando la agenda política del país y con un patrimonio como el de la paz no debería ser así.

P.

En medio de esta polarización Uribe-Santos ¿ve el terreno para que surja una tercería?

R.

Puede ser. Si los dirigentes no entienden que aquí se abrió un nuevo espacio y que estamos jugando un juego distinto en una cancha distinta, no descarto que aparezca un paracaidista que le guste a las redes, que lo apoyen los jóvenes y que sea ética y estéticamente aceptable para la opinión, eso es un riesgo que se puede correr.

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