El merecido Nobel de Paz 2025 otorgado por el Comité Noruego a María Corina Machado es no solo un reconocimiento a su valor, sino una cachetada al régimen sanguinario y corrupto de Nicolás Maduro en Venezuela. Es también —claro— una bofetada a quienes insisten con terquedad sospechosa en defender la oprobiosa dictadura chavista en el vecino país; tal es el caso de Gustavo Petro, presidente de Colombia.
María Corina Machado constituye un ejemplo vivo de dignidad y valor en momentos en que Maduro y sus compinches son señalados por Estados Unidos de liderar una organización narcoterrorista, conocida como el “Cartel de los Soles”. María Corina —desde la clandestinidad— libra una batalla desigual contra un Estado cooptado por una mafia poderosa.
Nada de ello amilana a la nueva Nobel de Paz. Todo lo contrario: cada golpe que recibe fortalece más su espíritu para seguir luchando por “defender la democracia, en medio de una creciente oscuridad”, como afirmó Jørgen Wagne Frydnes, presidente del Comité Noruego del Nobel.
La resistencia pacífica de María Corina es también un referente para quienes en distintos rincones del planeta luchan contra totalitarismos, incluyendo países de América Latina.
El Nobel de Paz a María Corina Machado también contribuye —¡y de qué forma!— a desenmascarar la ilegitimidad del gobierno de Maduro, un sátrapa que le robó las elecciones a Edmundo González, candidato del movimiento político de María Corina, víctima ella de una persecución despiadada, que incluyó su destitución como diputada y su inhabilidad política por 15 años. María Corina es, pues, una heroína.
Aunque el mundo está en presencia de un régimen corrupto y criminal, como el de Maduro, el Premio Nobel de Paz servirá para blindar a María Corina de cualquier agresión por parte de sus enemigos. Ahora deberán pensarlo dos veces si quieren atentar contra su más aguerrida opositora, pues habrá una comunidad internacional expectante de su suerte y su destino. El criminal Diosdado Cabello —por ejemplo— no podrá obrar con absoluta impunidad contra su principal objetivo político.
Pero mientras el mundo democrático celebra jubiloso el Nobel de Paz de María Corina, llama la atención la reacción de quienes se quitaron la careta y asumieron la defensa del narcoterrorista Maduro, como es el caso de Petro, aspirante frustrado a ese galardón universal.
En efecto, en un comportamiento infantil y mezquino, Petro prefirió incurrir en una falsedad, que tenía como propósito demeritar el logro de la férrea opositora de su amigo Maduro. “Felicito a Wangari y a María Corina por sus premios Nobel. Wangari ha luchado por defender la vida en el planeta ante la crisis climática. De María Corina espero que ayude a que su país consiga el diálogo para mantener la paz”, escribió Petro en su cuenta X.
La falsedad de Petro consistió en que mencionó a Wangari Maathai, ganadora del Premio Nobel de Paz en 2004, quien falleció en 2011. Es decir, en su afán por “bajarle la caña” al triunfo de María Corina, incurrió en una de sus ya habituales y vergonzosas mentiras.
Pero —no contento con ese malintencionado error, que no corrigió— Petro volvió a emprenderla contra María Corina. Ayer la atacó de nuevo —esta vez valiéndose de una carta escrita por la Premio Nobel de Paz en 2018— dirigida al entonces presidente de Argentina Mauricio Macri y al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu. En la misiva, María Corina les solicitaba a los dos mandatarios que “apliquen su fuerza y su influencia para avanzar en el desmontaje del régimen criminal venezolano, íntimamente ligado al narcotráfico y al terrorismo”.
Con base en esa carta escrita en el 2018, citada sin ningún contexto y de muy mala fe, Petro le pregunta a María Corina: “¿Por qué usted solicita ayuda a un criminal contra la humanidad, con orden de captura internacional, para llevarle democracia a Venezuela?”.
Importante: Petro pide explicaciones a María Corina Machado por una carta enviada en 2018 a Netanyahu
Es decir, en su afán por desacreditar a María Corina, Petro pasa por encima el “pequeño” detalle de que la carta fue escrita en 2018, cuando no existía contra Netanyahu una orden de captura internacional y carecía de graves señalamientos en su contra. La Corte Penal Internacional procedió contra Netanyahu en noviembre del 2024, es decir, seis años después de haber sido escrita la carta. ¿Por qué Petro hace uso de un documento desactualizado y descontextualizado para emprenderla contra María Corina, quien —por cierto— durante las elecciones que le robó Maduro pidió a Colombia que fuera garante de esos comicios? Con este comportamiento de Petro —lavándole la cara a su amigo, el narcoterrorista Maduro— ya entendemos qué tipo de garantías electorales podía ofrecer Petro.
¿Cuáles son las lecciones que deja el Nobel de María Corina Machado?
¿Cómo se enfrenta y se derrota la dictadura de Maduro desde la clandestinidad?
Las batallas de María Corina contra la dictadura chavista de Maduro las libra desde la clandestinidad y desde la propia Venezuela. No es una opositora en el exilio. Y eso hace mucho más relevante el Nobel de Paz que acaba de recibir. María Corina no salió corriendo, que era lo que querían el sátrapa de Maduro y sus secuaces, cuando en 2024 bloquearon su aspiración presidencial. Aun poniendo en riesgo su vida y la de su familia, María Corina decidió enfrentar a los narcoterroristas desde Venezuela. Ella es la voz de más de 8.000.000 de venezolanos que debieron salir de su país ante la persecución y la falta de oportunidades por parte del chavismo criminal. Maduro y sus cómplices quieren verla presa y por ello la persiguen y rastrean. Pero —desde la clandestinidad— María Corina los enfrenta y los derrota, como hizo en las elecciones presidenciales de julio del año pasado, cuando su candidato Edmundo González aplastó a Maduro, sacándole más de 3.000.000 de votos de diferencia. Aun así, les robaron las elecciones. Ese ha sido su pecado: enfrentarse y derrotar a los criminales de Venezuela. Punto.
María Corina, “un ejemplo extraordinario de valentía civil”
María Corina está escondida, pero no está huyendo. Está en la clandestinidad porque la quieren asesinar. Su lucha es por ver de nuevo a Venezuela libre y soberana. Ese es su sueño y el de millones de venezolanos. “Como líder del movimiento democrático en Venezuela, Machado es uno de los ejemplos más extraordinarios de valentía civil en América Latina en tiempos recientes”, destacó el Comité Noruego del Nobel. El suyo es —por supuesto— un ejemplo inspirador. Ya no solo será referente para millones de sus compatriotas, sino para todos los países del mundo, muchos de los cuales desconocen la cruel y macabra realidad que padece la oposición en Venezuela. María Corina será la voz de cientos de miles de opositores detenidos y humillados en las cárceles del vecino país. Ahora ellos tendrán una voz autorizada y reconocida para que sean escuchados. La clandestinidad de María Corina —está visto— no será un obstáculo para que se haga sentir.
Petro: lejos de María Corina y cada día más cerca de Maduro
Los ataques de Petro a María Corina Machado, por cuenta del Premio Nobel de Paz, muestran en su real dimensión la mezquindad de su alma. Pero —sobre todo— evidencian su estrecha relación con Maduro y sus compinches. La relación que pretende establecer entre María Corina y Netanyahu —con base en una carta escrita en 2018— es perversa y ruin. Presentar ese documento —escrito hace 6 años— como si fuera en tiempo presente deja ver la perversidad con la que actúa Petro. ¿Qué tal que se hicieran públicas las cartas que Petro escribió como guerrillero del M-19 y las mostraran como si ese fuera su pensamiento en la actualidad? ¿Esas cartas servirían para señalarlo —hoy— como enemigo de las Fuerzas Militares, por ejemplo? Al pretender cuestionar y desmarcarse de María Corina, con argumentos falaces, Petro lo que hace es acercarse a Maduro y su cuadrilla de malhechores, algo que, al parecer, no le disgusta mucho.
Mensaje para Petro: estar con Maduro es defender la “narcodictadura” de Venezuela
Desenmascarar a Maduro y sus secuaces es también dejar en evidencia sus aliados y cómplices. Darle legitimidad a la dictadura chavista, como hace Petro, es legitimar a los narcoterroristas que gobiernan Venezuela. Punto. Ya no hay términos medios. Maduro encarna una dictadura que se lucra del narcotráfico y viola todos los derechos humanos. Justificar esa conducta oprobiosa es ponerse del lado de los criminales. El Nobel de María Corina es también un mensaje para quienes —valiéndose de argumentos falaces— pretenden vender la hipótesis de supuestas agresiones imperialistas a gobiernos democráticos. Falso de toda falsedad: ni Venezuela es una democracia, ni se combate a un gobierno legítimo. Venezuela es hoy un país bajo el mando de una organización narcoterrorista, liderada por Maduro. El ataque estadounidense es contra Maduro y sus secuaces, jefes del “Cartel de los Soles”.