Ucrania continúa teniendo dificultades para neutralizar unos ataques aéreos rusos con misiles y drones que son cada vez más efectivos debido a las carencias de Kiev en defensa antiaérea y espera que se concrete la primera venta de armamento de EE. UU. pagado con dinero europeo, mientras trata de movilizar más fondos de sus socios en el continente para seguir recibiendo material militar del otro lado del Atlántico.
En una rueda de prensa celebrada la víspera en Kiev, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, explicó que las dos primeras compras de armas a EE.UU. con dinero de algunos de sus socios europeos serán de un monto de 500 millones de dólares cada uno.
Kiev ya tiene apalabrados con Países Bajos, Dinamarca, Suecia, Noruega, Letonia, Bélgica y Canadá unos 2.000 millones de dólares para comprar las armas que EE.UU. ha dejado de enviarle gratis desde la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump.
El presidente ucraniano espera obtener en octubre unos 1.500 millones de dólares más para adquirir material militar adicional de EE.UU.
Kiev ultima los pedidos
Zelenski dijo que la parte ucraniana -que ha estado en permanente contacto con las empresas armamentísticas estadounidenses- ultima en estos momentos los dos primeros pedidos, que se están conformando en función de las necesidades más urgentes de su Ejército.
El presidente ucraniano señaló que en estos dos primeros paquetes habrá, entre otros tipos de armamento, misiles para sistemas de defensa aérea Patriot y munición para lanzacohetes móviles HIMARS, dos tecnologías estadounidenses que Ucrania ha venido utilizando con éxito en esta guerra.
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Kiev ha insistido en los últimos meses en que necesita diez sistemas Patriot adicionales, además de las municiones que debe recibir en las primeras compras sufragadas por sus socios europeos a EE.UU.
Según los partes diarios de la Fuerza Aérea ucraniana, Rusia ha lanzado en los últimos siete días contra territorio ucraniano 3 misiles balísticos Iskander-M o su equivalente norcoreano KN-23, un número reducido comparado con otros períodos de la guerra, pero que Ucrania no ha conseguido neutralizar.
Ucrania llegó a interceptar un gran número de misiles balísticos e hipersónicos que lanzaba Rusia contra su territorio gracias al escudo que logró crear para proteger la capital y otras localizaciones estratégicas clave y que ahora quiere volver a reforzar con más munición y sistemas Patriot.
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Según dijo a EFE un diplomático de un país de Europa occidental destinado a Kiev, sistemas antiaéreos como los Hawk, los SAMPT/T o los IRIS/T -con los que países como España, Francia o Italia ayudaron a Ucrania al principio de la guerra- han dejado de ser una opción para incrementar las capacidades defensivas de Ucrania, al haber agotado los gobiernos cualquier excedente del que prescindir sin quedarse sin medios de defensa propio.
La vulnerabilidad ucraniana en este capítulo quedó de manifiesto el pasado día 7 cunado un misil Iskander de crucero impactó en la sede del Gobierno ucraniano en la capital, una infraestructura que goza de la máxima protección por su importancia.
Dinero europeo también para drones
Además de los misiles, Kiev debe enfrentarse a la amenaza de los drones kamikaze rusos de larga distancia Shahed.
Rusia ha expandido la producción propia de esta tecnología adquirida a Irán. Las defensas ucranianas no pueden hacer frente a este incremento en el número de drones rusos y han visto caer de forma sensible el grado de interceptación.
Las empresas ucranianas han recurrido a una solución propia para dar un vuelco a la situación: drones interceptores de bajo coste que Kiev produce a contrarreloj también con financiación europea.
Tras la incursión este mes de drones rusos en países de la Unión Europea (UE) y la OTAN como Rumanía y Polonia, Zelenski ha pedido más fondos para redoblar la producción y que vecinos occidentales de Ucrania puedan beneficiarse cuanto antes de este invento ucraniano, que es mucho más barato que los misiles o los cazas que despegaron de territorio polaco y rumano para hacer frente a la amenaza rusa.