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Las fuertes y polémicas declaraciones del presidente Gustavo Petro en contra del mandatario electo José Antonio Kast en Chile han tensionado las cuerdas de las relaciones bilaterales entre ambas naciones y desatado una ola de críticas a la falta de diplomacia del mandatario, así como a su injerencia en la situación política y social de los chilenos.

Petro vuelve a llamar “nazi” a Kast pese a la protesta diplomática de Chile

Petro, quien no solo decidió no felicitar al chileno tras su victoria democrática en las urnas, como sí lo hicieron sus homólogos también de izquierda, arremetió contra Kast en un mensaje en su red social X, en el que lo tildó de nazi, fascista e hijo de Hitler.

“El fascismo avanza, jamás le daré la mano a un nazi y a un hijo de nazi, tampoco; son la muerte en ser humano. Triste que Pinochet tuvo que imponerse a la fuerza, pero más triste ahora es que los pueblos elijan su Pinochet: elegidos o no, son hijos de Hitler y Hitler mata los pueblos. Es el demonio contra la vida y todo latinoamericano sabe resistir”, reza parte del extenso mensaje del mandatario.

No contento con ello, Petro extendió sus acusaciones y, en otro mensaje, aseguró que: “Nos rodearon de presidentes presos porque nos quieren acorralar. Acorralar la idea de la Gran Colombia libertaria y el Caribe. Nos quieren dejar solos como en cien años de soledad, pero somos el corazón vital del mundo y este corazón no puede morir ante los liberticidas”.

Si bien no es la primera vez que el jefe de Estado decide entrometerse en la situación de otros países, pese a que él mismo ha pedido en distintas ocasiones que Estados Unidos respete las decisiones y la soberanía de Venezuela o de la misma Colombia, políticos y analistas señalan que se está convirtiendo en una constante del gobierno lanzar acusaciones y comentarios displicentes en contra de otros mandatarios regionales, con quienes se deberían construir relaciones sólidas y no crear abismos.

Hugo Rojas, analista chileno y director del Departamento de Ciencias del Derecho y profesor de Sociología del Derecho y Justicia Transicional en la Universidad Alberto Hurtado de Chile, habló en EL HERALDO sobre las recientes declaraciones de Petro que llegan en un momento de cambios para los chilenos.

Para el también investigador de la Universidad de Salamanca y docente de la Universidad de California, los pronunciamientos del presidente Petro no solo son desafortunados, sino que “forman parte de una estrategia electoral en la que busca antagonistas”.

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Rojas aseguró a este medio que: “en estos momentos no le hace bien a la región formular comentarios imprudentes porque eso tensiona y polariza”.

Para él “es preferible que nuestros líderes políticos actúen con sabiduría y tengan en cuenta los efectos de sus dichos”.

¿Afecta la victoria de Kast a Colombia?

Opera como advertencia regional. Refuerza a las derechas duras y muestra que, cuando los proyectos de cambio y las políticas públicas progresistas no se traducen en mejoras tangibles y sostenidas, el descontento puede canalizarse hacia opciones más extremas de derecha. Para Colombia, subraya la necesidad de combinar reformas estructurales con legitimidad social y eficacia de las políticas públicas.

¿Cómo se reconfigura el mapa de la región?

El triunfo de Kast reintroduce a Chile en la región como un actor político de tipo conservador y de derecha. No configura una nueva hegemonía regional, pero sí refuerza la polarización política y altera el equilibrio entre gobiernos progresistas y de derecha en América Latina.

¿Considera que se verá afectada la relación con Estados Unidos?

Chile previsiblemente se alineará con Estados Unidos desde los puntos de vista geopolítico, de seguridad y económico, disminuyendo su autonomía. El país podría abandonar una diplomacia de equilibrios para acercarse a una agenda hemisférica tradicional, con eventuales costos en liderazgo regional y en su apuesta histórica por el multilateralismo. Va a ser interesante ver cómo Chile se relaciona tanto con China como con Estados Unidos en los próximos años, pues será presionado por ambas potencias.

¿Por qué Chile vuelve a dar el giro, pero esta vez hacia la ultraderecha?

El malestar social de 2019 no ha sido resuelto, sino que fue resignificado políticamente. La frustración por expectativas incumplidas, el aumento de la inseguridad, el bajo dinamismo económico, el desgaste de la centroizquierda y un discurso antiinmigración fueron articulados por una narrativa autoritaria que ofrece orden, control y respuestas simples a problemas complejos.

¿El país necesitaba este cambio de rumbo?

Chile necesita correcciones profundas, no una regresión ideológica. El riesgo es que, en lugar de abordar las causas estructurales de los problemas sociales, el nuevo gobierno las administre mediante autoritarismo y exclusión. El desafío político sigue siendo el mismo: mejorar la calidad de vida de los chilenos, en un clima de estabilidad democrática y justicia social. Por cierto, es muy importante que el nuevo gobierno respete los derechos humanos y el estado de derecho.