Con una sonrisa que cautiva, una actitud ejemplar y un corazón lleno de amor por sus raíces, Julieth Carina Herrera Acosta se alzó con el título de Miss Colombian Washington D.C., un certamen que se celebró en la residencia oficial del embajador de Colombia en Estados Unidos. Este triunfo ha llenado de orgullo a los atlanticenses, quienes celebran el logro de una mujer que ha sabido representar con gracia y determinación al Atlántico, la región Caribe y a Colombia entera.
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Desde que era niña, Julieth soñó con portar una corona, y hoy ese sueño se convierte en realidad. Su simpatía, carisma y comportamiento impecable ante los organizadores y participantes del evento la convirtieron en una de las favoritas, manteniendo en vilo a sus seguidores durante todo el certamen.
Aunque nació en Ciénaga, Magdalena, Julieth ha construido su vida en Barranquilla, ciudad a la que se trasladó desde pequeña junto a sus padres, Gustavo Herrera García y Lenis Beatriz Acosta Sierra. Allí se formó y se preparó para asumir los retos del mundo del modelaje y los reinados, siempre con los pies en la tierra y el corazón puesto en sus raíces.
Enfermera superior y especialista en Gerencia de Calidad y Auditoría de Servicios de Salud por la UDES de Valledupar, Julieth reside actualmente en Washington D.C., donde ha encontrado un espacio para crecer tanto como profesional de la salud como en su faceta como embajadora cultural de Colombia.

Desde la capital estadounidense, extiende una invitación muy especial al alcalde de Ciénaga, Luis Fernández Quinto, para que la considere como presidenta del próximo Festival Nacional del Caimán Ciénaguero. Con entusiasmo, asegura que estaría feliz de regresar a su tierra natal para sacar adelante la fiesta cultural y folclórica más importante de su municipio.
Con la bandera de Colombia en alto, Julieth se prepara ahora para representar al país en el Desfile de las Naciones, que se celebrará en septiembre en Washington D.C. Allí mostrará la riqueza cultural de la nación que lleva en su alma y en sus pasos. Agradecida con sus amigos, familiares y allegados, reconoce que su victoria no habría sido posible sin el apoyo que recibió desde el inicio de este sueño.
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Ahora Julieth Herrera Acosta no solo es reina, también se convierte en símbolo de esfuerzo, dedicación y amor por las raíces.