¿Quién responde por el Puente Pumarejo, a qué entidad territorial le corresponde velar por él, al Distrito de Barranquilla o al municipio de Sitionuevo, Magdalena? Incurrir en ese falso dilema, cuando el Pumarejo es de todos y para beneficio de todos, ha llevado a las autoridades de ambos lados de esta imponente obra de infraestructura vial a equivocarse sobre la manera de resolver asuntos que hoy lo afectan y no dan espera.
Desde la inauguración de este icono de la ingeniería nacional las alarmas frente a las competencias para garantizar su seguridad no han dejado de sonar. El 20 de diciembre, luego de ser entregado y puesto al servicio por el presidente Iván Duque, el puente quedó al garete. Esa misma noche iniciaron los robos de cables y luminarias que no han parado, a pesar de las reiteradas denuncias.
En los últimos meses, mientras la pandemia nos mantenía confinados, al Pumarejo le han ‘metido mano’ una y otra vez. Las pérdidas por daños en la estructura y sobre todo por el robo continuo de cables y luces superan los 900 millones de pesos, según el Instituto Nacional de Vías (Invías). En varias ocasiones, esta entidad se ha reunido con los gobernantes del Atlántico y Magdalena, Policía y Fiscalía con el propósito de acordar medidas de seguridad para quienes usan el puente.
Transitar a oscuras y sin señalización debido al accionar criminal, como en varias ocasiones ha denunciado EL HERALDO recogiendo la preocupación de los vecinos del Pumarejo, constituye un enorme riesgo para los vehículos que cruzan sus 3.2 kilómetros, especialmente en el horario nocturno.
¿Si el antiguo puente Pumarejo tenía un servicio de seguridad permanente, como señalan residentes del sector, por qué no ha sido posible que la nueva megaobra cuente con vigilancia 24 horas por la Policía? Este fue uno de los compromisos suscritos, en enero, entre Invías, autoridades distritales, Policía y Fiscalía, que nunca se materializó. Tampoco se concretó la implementación de un CAI móvil en ese punto, ni la ubicación de vigías de la Secretaría de Espacio Público y Control Urbano.
Adicionalmente, las barreras laterales de seguridad del puente se llenaron de óxido y en varias se observan rayones. Incluso, en algunos tramos la maleza crece entre los carriles. Es intolerable que al vandalismo y a la delincuencia también se le sume el abandono y la falta de mantenimiento del Pumarejo, que costó la bobadita de $800 mil millones.
La Cámara Colombiana de Infraestructura (CCI) Norte ha liderado mesas de trabajo, pero la respuesta institucional sobre cómo enfrentar este embrollo sigue sin llegar.
En junio, Sacyr, la firma española encargada de la construcción del puente, lo entregó a Invías, que hoy está al frente de su mantenimiento en lo relacionado con conectividad y accesos.
Hoy el instituto adjudicará obras complementarias por $7 mil millones, acordadas con las veedurías ciudadanas y comunidades del barrio La Chinita. Además, asumirá la reposición de los elementos robados por esta vez. Sin embargo, esto no resuelve los problemas de fondo. Uno de ellos, la prestación y sostenibilidad del alumbrado público del puente. Invías indica que no le compete porque según el Decreto 1073 de 2015 corresponde a municipios, departamentos y/o distritos. Así las cosas, ¿qué están esperando las alcaldías de Barranquilla y Sitionuevo y las gobernaciones de Atlántico y Magdalena para definirlo?
Una iluminación adecuada va de la mano con buenas condiciones de seguridad. Es perentorio determinar cómo se van a frenar los actos de vandalismo y los robos que atentan contra el bienestar de los usuarios del puente. Si el Pumarejo nos llena de inmenso orgullo por ser un icono de Barranquilla y por prestar un servicio esencial de conectividad vial, ¿por qué cuesta tanto cuidarlo? Falta sentido de apropiación de lo público, que es de todos, de ahí la importancia de promover más educación y respeto del patrimonio común a través de cultura ciudadana.
PD: Sería muy conveniente que las autoridades distritales se dieran una pasada por el viejo Pumarejo. No vaya a ser que cuando lo hagan, apenas encuentren un ‘esqueleto de concreto’, luego del saqueo al que ha sido sometido este año.