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La selección Colombia visitaba a Venezuela en la última jornada de la Eliminatoria Sudamericana al Mundial 2026, ya clasificada, pero aún con el hambre intacta. El equipo estaba más liberado por haber conseguido el objetivo. Incluso Néstor Lorenzo había avisado que esperaba ver un equipo más abierto y con la tranquilidad de cara al gol.

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En medio de ese escenario, Luis Javier Suárez escribió una página imborrable: cuatro goles, un póker que no solo selló una goleada por 6-3, sino que lo hizo empezar a ganarse el cariño de la afición.

No fue una actuación fortuita. El primero llegó gracias a su olfato goleador. Recibió un balón dentro del área y remató con tranquilidad. En el segundo fue habilitado por James Rodríguez, enganchó y disparó acomodado. El tercero vino por pase de Luis Díaz y en el cuarto marcó luego de ser asistido por Richard Ríos y disparar con la portería a su disposición.

Nadie en la historia de la selección Colombia había marcado cuatro goles en un solo partido oficial. El samario Luis Javier Suárez lo hizo en su séptimo partido con la camiseta tricolor.

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Pero es que esto es fruto de lo que soñó, luchó y nunca desistió desde niño. Uno de sus formadores, Iván Linero, relata que el atacante era muy disciplinado y que por medio de la beca que le dieron en el Liceo Cervantes en su natal Santa Marta pudo comenzar a hacer su camino en el balompié.

“Inicio acá en la escuela Versalles Fútbol Club. Llegó para prepararse académicamente. Una vez llegó a la escuela, vimos el talento de Luis, nosotros le dimos una beca para que estudiara. Fue así como se graduó acá, de una manera muy diferente, no pudo graduarse con los compañeros, la ceremonia para él fue solo, porque en esos momentos estaba en Brasil presentándose con el Cruzeiro. Un agente Fifa decidió llevarlo a España y cuando cumplió 18 años jugó en Leones”, afirmó en conversación con el programa En La Jugada, de EL HERALDO.

“Nosotros creímos en él porque tenía dos cualidades importantes, el talento y tenía la fortaleza mental. Él se visualizaba como jugador profesional y siempre dijo que algún día se iba a poner la camiseta de la selección Colombia. Miraba siempre estar en el máximo nivel, creímos que podía llegar por su fortaleza mental, por lo que él mismo proyectaba y siempre estábamos convencidos que iba a ser un jugador profesional. En el equipo donde él jugaba había jugadores superiores a él en nivel. Pero él tenía algo superior, que es la fortaleza mental. Él se preparó para ser jugador profesional”, complementó.

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Su camino lo inició en la Escuela José Otero de su natal Santa Marta y Linero cuenta que cuando por algún inconveniente que hubo en ese momento pudieron proponerles a sus padres que lo pasaran a la escuela Versalles.

“Yo no sé qué fue lo que pasó en el club en el que estaba, que ellos decidieron sacarlo del club. Ahí fue donde nosotros le propusimos al papá que lo ingresara al Versalles, que lo íbamos a ayudarlo con la beca. Eso fue cuando tenía 13 años. A los 17 años lo vimos que el proyecto estaba maduro y fue cuando lo llevamos al Cruzeiro a probarlo. Él lo hizo muy bien allá, quedó de ir al año siguiente en enero, pero la decisión era Cruzeiro o España y él mismo se decidió por España”.

En sus comienzos estuvo al lado de Gabriel Fuentes, quien brilló en Junior y hoy en día está en el Fluminense de Brasil, pero el atacante del Sporting de Lisboa no pudo probarse en el cuadro rojiblanco debido a que ya tenía muy encaminado su paso a otro importante equipo.

“En el proceso Gabriel Fuentes también estuvo cuatro años con nosotros en las formativas. Fue compañero de Luis. Gabriel se presentó al Barranquilla FC y allá se le dieron las cosas con Junior. Hoy está en Brasil haciendo las cosas bien, esperamos que continúe ahí, vimos que a la Selección le hizo falta Gabriel Fuentes y yo creo que él es el hombre. No, nunca. Cuando Fuentes y varios jugadores que teníamos acá se presentaron a Junior, él no se presentó, ya todo estaba hablado con Brasil para que se fuera para allá”, destacó.

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Después de todos este tiempo de formación en España forjó su temple: Granada, Valladolid, Nàstic, Zaragoza, Granada de nuevo, y luego Almería. Fue allí, en la segunda división, donde se volvió una amenaza constante para las defensas rivales. No era un delantero de fuegos artificiales, sino de consistencia, de trabajo invisible y de goles construidos desde la lucha.

Iván Linero también cuenta que Luis siempre ha sido un muchacho muy humilde, fiel creyente a Dios y eso es algo que no ha perdido pese a la fama que ha adquirido en el fútbol.

“Luis antes era como un adolescente normal, con la diferencia que él no andaba pendiente a la fiesta, ni al trago ni a nada que le fuera a afectar su proyecto. Él lo tenía bien claro. Por eso muchas veces se pierden deportistas acá en Santa Marta. Pero él era un muchacho muy respetuoso, tenía un temperamento que utilizó para ser un líder natural bajo el respeto. Muy cristiano, siempre le dedica los goles a Dios. Eso alcanzó a afianzarse más en el proceso que tuvimos acá en la escuela. Hoy tenemos un ser humano integral, creemos que todo esto ha sido para bien y que continuará mejorando”, afirmó.

CortesíaEl samario Luis Javier Suárez junto a compañeros en sus inicios.

“Su fortaleza. Ahora se le ve más fuerte, más maduro, no se desespera tanto, ahora es un jugador más maduro, lleva mucho tiempo en España y eso le ha ayudado mucho a fortalecer sus debilidades. Es un jugador completo técnicamente y esperamos que esto sea un proceso ahora nuevo con la selección Colombia, que lo lleve a otro nivel y que lo ponga en la mira de equipos de más jerarquía”, añadió.

Linero explica que su abuelo siempre fue un apoyo fundamental en sus inicios y que siempre que va a Santa Marta lo visita inmediatamente.

“Él tiene un abuelo, a su papá, su mamá, tiene una familia comprometida con él. Eso es algo que empodera. Cuando nosotros partimos de esa premisa, que hay una familia que acompaña, que apoya, es algo que al jugador lo ayuda mucho a salir adelante. Así como hay hogares disfuncionales, con Luis fue algo que el abuelo fue fundamental, porque siempre lo veía en las prácticas, siempre estuvo ahí, el papá lo veía en los partidos. Él siempre que llega a Santa Marta va directo a ver al abuelo”, destacó.

CortesíaSuárez en su graduación de bachiller con Iván Linero y Clarena Lobo.

Así como a todos los colombianos, a Linero le alegró profundamente los cuatro goles que hizo su pupilo y recalcó que esto fue “en el tiempo de Dios”.

“Felices, contentos con estos cuatro goles que llevaron a la Selección al triunfo. Esto nos enorgullece como institución, tener a una persona con ese talento que tiene Luis, con esa preparación. Fuimos inicialmente sus formadores y podemos decir que sus resultados se están viendo en el nivel deportivo que tiene Luis Suárez”, señaló.

CortesíaLuis Javier Suárez y Valmiro Viana en sus inicios.

“El tiempo de Dios es perfecto. Si fue en este partido para que él mostrara su nivel, lo hizo con lujo de detalles. Le demostró al cuerpo técnico y a la afición que hay un jugador muy efectivo. De aquí en adelante le tocará al técnico definir, porque no la tiene fácil, porque hay grandes jugadores”, agregó.

Luis Javier Suárez, hincha del Unión Magdalena, un joven de 27 años, soñador, que nunca se rindió en su deseo de llegar a ser futbolista, hoy en día está en todos los reflectores por su actuación histórica y sigue soñando en grande con poder brillar más en el fútbol europeo y estar presente en el próximo Mundial.

Cortesía FCFLuis Javier Suárez celebrando uno de sus goles ante Venezuela.