Siempre he creído que todos estamos interconectados, vinculados, unidos, creo firmemente en que existe una matriz divina y perfecta que nos convoca y nos integra. Somos partículas independientes que solo cobran vida en la medida que se mezclan con otras, así como si los roces entre unos y otros fueran los puntos de conexión fundamental para que algo suceda, un desenlace o una historia.

Nada es gratuito, nada desadvertido, cada causa tiene su efecto y cada aproximación su encuentro. Es inevitable para mí dejar en creer que somos fibras de un tejido que se compone de manera cuidadosa y perfecta, cada hilo se abraza con otro de forma invisible a los ojos, en silencio sublime y en comunión superior. Creo, además, que no es un fenómeno extraordinario, que pasa todos los días, cada segundo. En la esquina, en el semáforo, el andén y el autobús. A todos, con todos, y sobre todo con quienes menos pensamos, pues no necesariamente este tipo de fenómenos se producen para que tengan nombre y apellido. Muchas veces transformamos, influimos e incidimos, sin darnos cuenta, la relación física de los hechos no advierte, necesariamente, el propósito de los mismos.

Así creyendo en lo creo, me encontré con esta historia, que no es una, son diez, que no son 10, son miles, que son, además parte de una ciudad que respira de una manera, que siente de una manera, que vive de una manera y que especialmente, supera de una manera particular las dificultades, las adversidades y los retos. Una ciudad que encuentra a través de la piel de sus individuos y representantes, la fuerza, la ilusión y la esperanza, y en consecuencia entiende que sus gentes son su soporte, su alma, su ancla, su motor, su hoy y su mañana. Esa es Barranquilla y esa es la tesitura de sus seres, los que habitan en sus calles, sus rincones, sus esquinas, sus boleros y sus noches. Esa es su gente, contagiante de grandeza, guerrera, luchadora, consciente y reflexiva, sin pliegues, sin dobleces sin renuncias.

Tejidos serie documental recientemente lanzada por este medio, la cual he tenido el privilegio de escribir y dirigir, la segunda para este diario y una de las que más me ha conmovido en mi carrera, expone reflexiones profunda de seres sencillos, honestos, puros y ciertos, con respecto a uno de los hechos de más resonancia de las últimas décadas: la pandemia. En ella entendemos más de lo que imaginamos y es posible encontrar respuestas amables dentro del sufrimiento y el dolor. En estos 10 capítulos se advierte a través de voces dignas la sensibilidad de la vida, el aprendizaje y el impulso para continuar de manera altiva el con el amanecer próximo, aunque todo se bruma.

He querido compartir con ustedes estas líneas, no por ser su director y creador, ni por ser esta casa periodística la distribuidora del contenido, no es publicidad, no es mi estilo ni es mi forma. He querido compartirlo porque considero loable y necesarios dar parlante a las historias más preciadas, las que no lo tienen, he querido compartirlo por hacer un homenaje a estos 10 héroes que representan tantos otros, he querido compartirlo porque es, para mí, como individuo y ser humano, un homenaje a esta hermosa ciudad y sus rostros, pues en los momentos más oscuros que todos vivimos, siempre hubo un motivo para seguir viviendo y eso es inconmensurable. La serie fue producida en medio de los picos más altos y los momentos más inciertos de la pandemia y gracias a sus protagonistas y a este territorio, fue posible y hoy, puede ser ante sus ojos, oxígeno y vida.

Nota informativa: Se lanzó el día lunes 2 de agosto y puede ver todos los días un nuevo episodio a esa hora, en las plataformas digita