El Telecondor que así se llama la escultura del Maestro Alejandro Obregón, entra y sale de las noticias igual que su situación histórica en la ciudad. Originalmente frente al Edificio de Telecom, salió de allí para el espacio de la Carrera 46 con calle 37 o 38, llamado de los Juristas, donde todos lo podíamos ver cómodamente desde nuestros autos, cuando pasábamos por allí lentamente precisamente para eso. Para verlo y gozarlo a nuestro gusto. ¡Tiempos que no volverán! De aquí, desapareció y no volvimos a saber de la escultura. El Telecondor tiene una importancia única. Es la única pieza en la obra del pintor Alejandro Obregón que puede catalogarse como escultura y como tal, es Contemporánea-Expresionista, que recuerda al italiano Boldoni, maestro de su época. Sale la nota de Horacio Brieva en El HERALDO, con la revelación del sitio donde permanece el Condor: en el edificio de la Antigua Intendencia Fluvial.

El Telecondor es bien de interés Cultural y Patrimonio Nacional, como tal debiera tener un sitio donde pudiera ser conocido y admirado por los barranquilleros y colombianos que pasen por aquí. Si tenemos en cuenta que Obregón fue siempre miembro activo del Comité de Arte, del Centro Artístico, de donde surgió la idea del Museo de Arte Moderno, es lógico y justo que el sitio del Condor sea a la entrada del nuevo Museo de Arte Moderno de la Ciudad.

Otras piezas, Patrimonio Nacional, son las Bongas o Ceibas, que viven hace más de Cien Años, en el espacio de la Carrera 56, exactamente detrás del Hotel El Prado (1926). Son Patrimonio porque la Ciencia Botánica ha dicho que árboles centenarios y de follaje, son filtros de los gases tóxicos venenosos que emiten carros y camiones y buses que invaden diariamente los espacios públicos que hoy llamamos "la movilidad" de la ciudad. Hoy sabemos que ese follaje mantiene el calor ardiente del Cambio Climático, tolerable para los Barranquilleros. Las Bongas-Ceibas pueden presentar plagas-comején como todos los individuos de su especie. Problema superado por los ingenieros agrónomos, que sabrán “curarlos" y evitar que árboles centenarios (más viejos que nuestros padres y madres) caigan sobre inocentes transeúntes, así dice la nota de El HERALDO. La nota fechada a fines del año pasado prendió todas las alarmas, puso sobre la mesa la lucha por salvar los árboles de la ciudad. Las batallas que libramos contra el ejército de taladores de árboles que se desató en Barranquilla no hace mucho. El HERALDO fue fundamental en esas batallas cuando nadie parecía darse cuenta de lo que sucedía. Con excusas falsas y traicioneras como la de ampliar andenes y salvar vidas. Estas noticias produjeron escalofríos porque detectaron el comienzo de una nueva campaña para talar las bellísimas bongas y abrir espacio a quien sabe que proyecto de extensión del vecindario cercano.