El resplandor del grupo de poderosas mujeres: Laura, Doris, Zadie y Chimamanda me mantiene como en una segunda dimensión, con su evangelio y su literatura nos dicen cómo está el mundo de las mujeres, como han contribuido a enderezarlo y como con un poco de esfuerzo podemos enderezarlo nosotras.

Laura Restrepo. Fue una delicia encontrarla después de París, cuando ninguna de las dos se acuerda por qué nos vimos allí. Su exitoso libro Los divinos, nos quita el aire. Con su lenguaje investigado e inventado y sus héroes quíntuples y sus disparatados argumentos que no distinguen entre los hechos y la intimidad, pero sí piensan en momentos brillantes, con la conciencia de cada uno, que no es lo suficientemente fuerte, como para impedir que la ninfa vuelva al agua de donde salió. Los divinos son una gran pancarta al frente de la manifestación en contra de los feminicidios que ocurren cada día en el país.

Al fin vemos a Doris Salcedo en cuerpo y alma, luego de aquella lejana mañana, cuando tropezamos por primera vez con una pieza de Salcedo en Cartagena. Un armario lleno de camisas de hombre, cuidadosamente alineadas, blancas y enyesadas y atravesadas por un largo hierro negro. La retrospectiva el año pasado en el Museo Guggenheim, pude verla con sentimientos mixtos, y hoy nos dice, qué hay que hacer con las armas que entregó las Farc en señal de paz. Se funden en Indumil y diez mil mujeres víctimas de violencia sexual en el conflicto proceden a reducirlas a láminas, cada una con su martillo, para conseguir una superficie que formará un nuevo espacio de convivencia y memoria para las víctimas.

Zadie Smith nació en Londres, de padre inglés y madre jamaiquina. Estudió en Cambridge y pronto empezó a escribir éxitos como Dientes blancos, Cambiar de idea, Me siento libre. En Cambridge no se percataron de su color. Y ella creyó que su origen mixto, no sería problemático y así fue, hasta que su inconsciente empezó a aparecer en todos sus libros. Volé a Nueva York, donde soy docente. Pero ni comparación con el trabajo que hacen mis amigas en África, allí si tienen que ponerse en fila. Siento que no soy nadie. No tengo una idea muy fuerte de mí misma, aparte de lo que queda en los libros. Escribo para escapar de mi misma, por eso lo hago.

Abrir una discusión sobre tu raza y tu color, solo lleva a iluminar al blanco. Todos hemos sido construidos en relación al blanco. Traté de revertir esta situación pero el blanco tiene 20 Siglos de identidad…el negro, el gay y la mujer, tienen su identidad, Yo quería seguir sin identidad, quiero es libertad existencial, lo que tenían antes los blancos en Nueva York.

Dice Zadie; una pregunta para ti: ¿Por qué siempre me preguntan sobre literatura negra?

Chimamanda Gnozi Adichie, novelista, ensayista,dramaturga activista y artífice de la lucha por la igualdad de género. Autor de los libros Americah y Medio sol amarillo y de los ensayos El peligro de la historia única y Todos deberíamos ser feministas. La voz de esta escritora es una de las más escuchadas al hablar esta temática.

Dice que en su niñez solo leyó libros extranjeros y estaba convencida que los personajes siempre tenían los ojos azules. Nació en Nigeria del Este de una familia de clase media. Padre profesor y madre administrativa. Pronto descubrió los libros africanos y cambió su percepción de la literatura porque comprendió que allí tenía ella cabida... y así se salvó de conocer solo un aspecto de lo que son los libros.

Conocí el poder de contar la historia de otra persona y de convertirla en la historia definitiva de dicha persona. Contar es un acto político, es el poder de escoger que se debe recordar. Nos defendemos de los que creen que el pasado lo escriben los que ganan las guerras. Aquí la escritora llama fuertemente la atención, por esa amenaza, en su conferencia y cómo acabar con la historia única. Muy importante, cuando escuchamos a los pueblos marginados, y nos damos cuenta que no hay una sola historia.