Turismo de paz
Colombia está llena de rincones mágicos que han permanecido escondidos durante décadas, como consecuencia del conflicto armado. El turismo en el país representa una gran oportunidad de desarrollo económico, de preparación del capital humano; sin embargo, esto solo se puede dar sí las condiciones de paz y seguridad están presentes en el territorio.
Esta Semana Santa pude visitar por primera vez el río Güejar, ubicado en el departamento del Meta. Un atractivo de naturaleza que durante años había sido desconocido por todos los colombianos, e incluso por la población local.
Este río está ubicado entre los municipios de Mesetas y San Juan, territorios en los que la población civil fue históricamente víctima de la presencia de las Farc y de los paramilitares.
El acuerdo de paz con las Farc ha cambiado la vida y la percepción que sobre estos municipios se tenía, ya que por cuestiones de orden público y de seguridad han sido históricamente considerados zona roja.
Desde hace aproximadamente cinco años, la población local ha tenido la oportunidad de recuperar su territorio y darlo a conocer al mundo.
En mí visita al río Güejar pude hacer la actividad de rafting, de la mano de una empresa de turismo local, que tiene una historia de cambio y de reconciliación.
En la primera década de los 2000 un joven en Mesetas fue víctima de ejecución extrajudicial, mal llamados ‘falsos positivos’; su familia demandó al Estado y recibió una indemnización pecuniaria. Aunque el pago de una suma de dinero no podrá nunca reparar la pérdida de una vida a manos de la guerra, esta familia logró darle una destinación que cambiaría la vida de muchos jóvenes de Mesetas, hombres y mujeres.
Invirtieron estos fondos en la creación de una empresa de turismo local, en los que ofrecen servicios de senderismo y rafting en los ríos y cascadas de la región.
En la experiencia que tuve en el rafting compartí con un joven del Meta, de 23 años de edad, que fue víctima del desplazamiento por parte de las Farc, cuando tenía pocos años de edad, fue obligado junto a su familia a abandonar su finca e irse de sus tierras con lo poco que podían llevar en sus manos. Según su testimonio, muchos niños y jóvenes como él no corrieron la misma suerte y fueron víctimas del reclutamiento por parte de los grupos armados.
La oportunidad que tuvo este joven de capacitarse con el Sena y recibir un empleo como guía de rafting es la clara muestra de que el progreso y el desarrollo de los pueblos solo es posible a través de la consolidación de la paz.
La población local en Mesetas reconoce que todo el turismo que ahora es parte de su modelo económico solo ha sido posible gracias al proceso de paz con las Farc.
No imagino cuántos lugares llenos de magia han estado y siguen escondidos porque la violencia ha impedido a extranjeros y locales visitar estos lugares. Solo con la recuperación de los territorios podremos generar un país con oportunidades para los jóvenes y con una igualdad real.
Este nuevo turismo, el que acabo de vivir en el río Güejar en el Meta, quisiera llamarlo turismo de paz, un espacio en el que prima la reconciliación, el progreso y la memoria histórica.
@tatidangond
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