Hoy se posesiona el primer presidente de izquierda en Colombia, un hecho que tiene expectante a toda la sociedad por las repercusiones que ello pueda tener de cara a las libertades económicas, pero que sin duda es la muestra de una democracia que ha hecho las paces con corrientes ideológicas que en otros tiempos fueron perseguidas y prohibidas. Gustavo Petro tiene el inmenso reto de construir sobre lo construido, de incluir a las regiones como el eje del desarrollo de este país y alejarse de las prácticas fatales que han caracterizado a una línea de la izquierda latinoamericana. Tendrá que negociar con su propia coalición la participación en su gobierno de personas que nunca fueron cercanas a sus intereses políticos, sin perder el apoyo de las bases que lo eligieron como presidente.
Tendrá que pasar con serenidad y honestidad de lo que fue el Gustavo Petro opositor, candidato presidencial y presidente electo, a ser el presidente de un país con enormes retos en seguridad, paz, derechos humanos y desarrollo económico. Para ello, deberá priorizar en ese océano de propuestas en el que navega, sin escudarse en los errores del pasado y teniendo en cuenta en todo momento que la Constitución es su hoja de ruta para alcanzar una Colombia en paz y con un desarrollo progresivo económico, social y cultural. Con un país que vive entre el miedo y la esperanza, será necesario que logre conciliar para llegar a acuerdos nacionales, pero sin olvidar que las legiones burocráticas con las que tendrá que lidiar se alimentan del cáncer de la corrupción.
Entre cientos de retos más, deberá buscar una distribución de la tierra centrada en la productividad pero sin desdibujar los derechos a la propiedad privada, sin estigmatizar la ganadería y los empleos que esta genera. Tendrá que implementar un acuerdo de paz que se ha quedado a medias, sin apresurarse a negociar con bandas criminales cuyo único interés es el narcotráfico y la variopinta gama de actividades ilícitas que ejecutan en contra de la población civil. Ahora, para todo ello tendrá que sanear las finanzas públicas aumentando el recaudo sin parar la inversión privada y sin que ello implique aumentar las tasas de desempleo actual.
Para superar algunos de estos grandes retos cuenta en su gabinete con personas como José Antonio Ocampo y Alejandro Gaviria, ambos de corte liberal, a los cuales deberá escuchar y respetar para que lo que ahora es un buen gabinete no termine rotando más que vinilo en tocadiscos. Finalmente, los retos no serán solo para Gustavo Petro sino para la oposición la cual tendrá un papel determinante para que el presidente y los partidos de gobierno conozcan los límites naturales de las democracias modernas.
@tatidangond