El gobierno debe considerar seriamente las implicaciones económicas y sociales de su plan y buscar alternativas que no sacrifiquen el bienestar de los ciudadanos en nombre del progreso.
El Gobierno Nacional, en su empeño por culminar la doble calzada entre Barranquilla y Cartagena, ha decidido financiar este proyecto mediante la contribución por valorización. La propuesta, inicialmente presentada como una medida justa y razonable, se ha convertido en una fuente de preocupación y descontento generalizado. Aquí exploramos tres puntos críticos que destacan las falencias y potenciales consecuencias de este plan.
Punto 1: Actualización catastral y contribución: ¿Un golpe a la economía de los propietarios?
En los últimos años, las propiedades han experimentado incrementos significativos debido a las actualizaciones catastrales. Para muchos propietarios, este aumento ya representa una carga considerable. Añadir una contribución por valorización a esta situación es, en palabras de muchos afectados, un "suicidio económico". La propuesta inicial del gobierno afectaba a 60,000 predios, pero de manera mágica y sin explicaciones claras, este número ha escalado a 248,000 predios, de los cuales 180,000 se encuentran en el Atlántico y 68,000 en Bolívar. Se pretende recaudar cerca de $720 mil millones, recursos que se invertirán en otras regiones del país. Esta medida es vista como un "robo a la gente" y genera una profunda desconfianza en la gestión gubernamental.
Punto 2: Cuentas alegres y recaudo realista
El gobierno parece operar bajo la ilusión de que la contribución por valorización logrará una recaudación del 100%. Sin embargo, la realidad histórica del recaudo de este tipo de contribuciones, así como del impuesto predial, es mucho menos optimista. Las cifras muestran que, en el mejor de los casos, se logra un 67% de recaudación en las ciudades capitales, mientras que, en los municipios aledaños, el recaudo no supera el 35%. Esto plantea una pregunta crucial: ¿quién cubrirá el déficit inevitable? Sin un plan claro para manejar este déficit, el proyecto de la doble calzada se convierte en una promesa vacía.
Punto 3: Economía en crisis y nuevas contribuciones
En el contexto actual de la economía, imponer más contribuciones es una receta para el desastre. Con una nueva reforma tributaria a la vuelta de la esquina, los ciudadanos están ya bajo una presión fiscal significativa. La propuesta de cobrar a todos los predios dentro de un radio de 5 kilómetros del eje de la vía, incluso a aquellos que no utilizan la carretera, es vista como una medida injusta y arbitraria.
Conclusión: Una valorización desvalorizada
El proyecto de valorización para financiar la doble calzada entre Barranquilla y Cartagena, lejos de ser una solución viable, se presenta como un conjunto de problemas y desilusiones. Los gremios ya han solicitado que los recursos se utilicen específicamente para el tramo en cuestión, pero la respuesta del gobierno ha sido vaga y poco convincente. El rechazo a este plan es fuerte, indicando que no permitirán el "raponazo" con el cobro de valorización y que usarán mecanismos legales para evitarlo.
La doble calzada entre Barranquilla y Cartagena es un proyecto necesario, pero la forma en que se está proponiendo financiarlo a través de la contribución por valorización requiere una revisión urgente y profunda. El gobierno debe considerar seriamente las implicaciones económicas y sociales de su plan y buscar alternativas que no sacrifiquen el bienestar de los ciudadanos en nombre del progreso.