El desastre comenzó con la Constituyente, en estrategia de largo plazo que Navarro Wolf tenía clara, y lo propuso porque sabía que de puro pusilánimes lo secundarían, estaba “in” dárselas de modernistas, o sea los hoy progresistas. Derogaron así el artículo 121, que reglaba que si se turbaba el orden público el presidente tenía el mando absoluto, y podía hasta decretar el Estado de Sitio. Increíble que el lobo se impusiera sobre Álvaro Gómez y los tigres de la época. Fueron pusilánimes.

Derogado, hoy ese poder lo tienen los jueces, ¡hágame el favor! Entonces los tribunales prohibieron a los policías las armas durante motines y marchas, y que por infringir pueden encanar a oficiales, y hasta al presidente. Por ello los malos atacan frescos, y la gente, indignada, se pregunta: ¿por qué a inermes policías los enfrentan a redes de vándalos mercenarios? ¿Por qué los exponen a semejante escarnio? ¿Por qué los agreden feo y no se defienden? Simple: Porque los encanan. Al vándalo lo sueltan enseguida, y a los policías los judicializan y les clavan penas de varios años. ¿Hay derecho? Pero ni Policía ni Ejército se quejan ni protestan, ni piden apoyo al Congreso o a la opinión pública. También son pusilánimes.

De a poco, el poder judicial ha venido siendo infiltrado y debilitando las instituciones, quién sabe hasta dónde. Y tal como en la Constituyente, también en el Congreso se infiltraron, hoy hasta guerrilleros hay, y ningún congresista se opone al asalto, se venden, el Congreso no impone las mayorías que hoy tiene la sensatez, nadie propone una reforma a los despropósitos, los acompleja mostrarse, los intimidan las Cortes, el acoso de los radicales y los ataques de una prensa también infiltrada. Les da miedo, todos son unos pusilánimes.

Igual ocurre con Fecode ¡Qué peligro! No solo por los alborotos plagados de vándalos que en asocio la CUT monta, sino que se ha tomado a los profesores de las escuelas para en su confeso comunismo adoctrinar a los niños. ¡Ojo! Se ha tomado a los profesores universitarios y hasta a las universidades, que asombra, por ejemplo, escuchar a las directivas de Los Andes, plantel en teoría muy lejano al comunismo. Fecode poco a poco se ha tomado la educación, y nadie le revira, nadie intenta siquiera montar otro sindicato que le haga contrapeso. Les tienen miedo, son pusilánimes.

Todo está infiltrado. Hasta Twitter. Es el triste escenario nacional. Cuando Uribe, pasaban agachados, no se atrevían: Había autoridad. Pero el funesto Santos les dio largas, los apoyó, fomentó su desvío y (claro, es de los suyos) los fortaleció hasta lo de hoy. Nadie habla. Solo los malos protestan y se quejan, parece no haber remedio.

Pero sí: ¡Elegir! No a quien diga Uribe, ya se equivocó dos veces; menos a Petro, ni a Fajardo, o Galán, son lo mismo. Y al Congreso, solo a quienes tengan valor para defender los valores. ¡No más pusilánimes! Necesitamos gente nueva, joven, que no se arrugue, que enfrente riesgos, que no hable tanto, y que haga.

Además, nuestro. Como Álex. Es ahora o nunca.

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