Cual horda de ejército invasor, estos delincuentes del petrismo llegaron para arrasar con todo y no dejar dependencia oficial sin saquear. Además, así como son torpes para gobernar, lo son más aún para robar: No les preocupa las formas, no cubren las evidencias de sus delitos, no disimulan. Es que no les importa quedar expuestos, son descarados, desvergonzados. Pero por regla general en todo asalto hay siempre un implicado interno; algunas veces para oficiar de informantes, otras para hacer de campaneros, y otras, como en nuestro caso, compraron los vigilantes, quienes no solo no impiden la fechoría y la facilitan, sino que también roban, son cómplices.

¡Qué tristeza hasta dónde han llegado algunos congresistas! Se eligieron como vigilantes de los procesos, como guardianes de la rectitud. Pero gradualmente han perdido su norte y su misión. Porque se tenían noticias que alguno se vendía, pero se creía que a cambio de cuotas burocráticas o favores especiales. Nunca se pensó que el precio de compra se pagaba con dinero contante y sonante. ¡El horror!

En medio de tanta mala noticia y tanta corrupción, para no caer en depresión concentrémonos en lo nuestro que, pese a que Álex nos ilusiona con una Barranquilla a otro nivel, también tenemos nuestras polémicas:

Casi que abunda escribir sobre el proyecto de Argos en cercanías de la ciénaga Mallorquín. Entre las muchas manifestaciones al respecto, destaca la de nuestro ex vicepresidente Gustavo Bell, y la persistencia de los brillantes columnistas Nicolás Renowitzky y Horacio Brieva, o sea que ya todas las inconveniencias sobre el tema están dichas, aunque para el Comité Intergremial del Atlántico haya sido arar en el mar, claro, era de esperarse, pues se trata de un organismo integrado por diferentes gremios defensores de los intereses de cada conglomerado, entre los que sobresale el de la construcción, donde mucho pesa y hasta se impone Argos, proveedor de nada menos que el cemento, material fundamental de la actividad. Así que, si no quieren patear la lonchera, tienen que apoyarlo.

La parte complicada es que no se ha hecho énfasis en la instalación de una adecuada y suficiente planta de tratamiento de aguas residuales, que capte todos los desechos de las aguas servidas no solo del proyecto, sino de los barrios aledaños, y les aplique lo necesario para que una vez sometidas al requerido tratamiento de limpieza y hasta purificación dejen de ser contaminantes y puedan ser vertidas en la ciénaga sin mayores riesgos. Ojalá este proyecto no termine siendo un horror.

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