El Programa de Alimentación Escolar PAE, una de sus víctimas, es presa institucional predilecta. Tiene 84.000 millones de pesos y su misión, mejorar la nutrición y el aporte calórico de nuestros niños en este periodo de formación, se ha desvirtuado. Que pesar, se lo ha robado la corrupción y sus pillajes: sobrecostos, despilfarro, contratos irregulares y lo último: menú escolar que incluye carne de burro. Se desfigura la concepción de hábitos saludables de un cerebro que está en germinación y con necesidad inaplazable de los aportes calóricos. La corresponsabilidad del Ministerio de Educación y los entes territoriales exige la más ágil investigación y que no sea esta otra medalla de la impunidad reinante. Esto no es un asunto frívolo, son más de 5 millones de estudiantes en riesgo.

Burros y caballos enfermos, mataderos ilegales, tráfico de carnes no aptas e incluso exportación de estas perlas son algunas de las informaciones publicadas. ¿Quién vigila la seguridad alimentaria de nuestros niños y adolescentes? Informaciones señalan que estos animales venían desde la costa caribe en pésimas condiciones y eran transportados a mataderos ilegales en Bucaramanga. ¿Y las licencias de transporte de dónde salían? Las condiciones sanitarias de los mataderos y todo el engranaje: inyección de químicos para modificar el color, la textura y rematar con el empaque al vacío. Pasan por encima de los controles sanitarios del Invima y Secretarias de Salud. Todo un entramado criminal.

Si algo personifica el termino dinámico, es el desarrollo del cerebro. Los procesos más intensos de crecimiento ocurren en la infancia, la adolescencia y llega a su madurez a los 25 años. Sí hay carencia, esto repercute en forma definitiva en el desarrollo cognitivo del niño. Un cerebro que crece desnutrido es un ciudadano enflaquecido en sus procesos mentales. La nutrición es el pilar del desarrollo cerebral. Es lo que permite formar la gran densidad de neuronas y los cables axonales por la acelerada formación de sustancia blanca. Las áreas cerebrales se van madurando en diferentes estadios y a los 6 años de edad ya tenemos el 90% del volumen del cerebro adulto. Es el periodo de construcción cerebral y el levantamiento de uniones fuertes y vigorosas, redes que mantienen firme la arquitectura cerebral del individuo.

Intoxicación, molestias gastrointestinales, mala absorción, enfermedades parasitarias y encefalitis son algunas de las complicaciones que pueden presentarse cuando se etiqueta estas carnes para el consumo humano. A los responsables un solo término: ¡Bellacos!

Alimentar es elegir que comer, cómo prepararlo y ese movimiento automático de colocarlo en boca. La pandemia social le ha arrebatado uno de los tres golpes a la mayoría de los colombianos. La masticación de mediodía se olvidó.

Que decir de la pandemia moral…Somos lo que comemos.