El Servicio Social Obligatorio (SSO) o año rural de otras épocas es el requisito que los graduados de medicina, enfermería, odontología y bacteriología cumplen para que se les otorgue la soñada tarjeta profesional. Lo he visto como ese tiempo que los egresados realizan su misión social y durante doce meses se encargan de sus conciudadanos. Toda una experiencia profesional este ingreso a la universidad de la vida. Fomenta la empatía y sienten por vez primera qué es ponerse en el pellejo de los colombianos invisibles.

La asignación del año rural está centralizada en el ministerio, donde se hacen 4 convocatorias al año. El aspirante se inscribe y espera pacientemente que el Ministerio de Salud y Protección Social le designe el sitio donde hará el SSO. El problema radica en que estas asignaciones, que se hacen trimestral, han demostrado en forma histórica que el número de plazas es insuficiente para la cantidad de egresados. Veamos los números de inscritos: 2.169 en medicina,1.189 enfermería, odontología 709 y bacteriología 187. Total: 4.254 inscritos. Analicemos solo medicina y enfermería: el total de plazas disponibles son 1.150. La demanda excede la oferta disponible. ¡Qué desventura!

Mientras esto ocurre, ¿qué hacen estos nuevos profesionales? Cruzados de brazos, esperando la próxima convocatoria. Otros, buscan oficio e ingresan a la gran fila de subempleados. Los terceros, frustrados porque este requisito soñado, el año social obligatorio, les recuerda cómo es la pirámide preferencial del recurso humano en salud. Es la primera muestra de las dificultades de la profesión, falta de oportunidades. Los exonerados del servicio social siguen dos tendencias, indagar por puestos o prepararse para ingresar a la especialización. Y las plazas acá, escasas, y el camino de ingreso más estrecho. Se calcula que en promedio se demora entre tres años a cinco años conseguir un cupo en posgrado, el cual debe costear y esta matricula es exageradamente onerosa.

Si tenemos cerca de 3.358 inscritos en estas dos profesiones, esperando una plaza para su servicio social obligatorio, ¿por qué no utilizamos este recurso humano ya formado, vinculándolos al PRASS? La pandemia como problema, pero también como oportunidad laboral.

Hay que proteger a los colombianos en forma integral: salud y economía. El PRASS (prueba, rastreo, aislamiento selectivo y sostenible) tiene como objetivo la identificación del contagiado y el rastreo de los contactos para que en una forma ágil podamos aislarlos en forma selectiva y sostenible. No apagamos el país, pero si mantenemos con energía los sitios donde la economía pueda funcionar.

Estos nuevos profesionales no solo estarán en los centros de llamadas, sino que se podrá regresarlos a su territorio para que desempeñen las labores que tanta falta hacen en atención primaria en salud. Revivir el concepto olvidado del médico y de la enfermera que van a casa. Es darle cuerpo al primer contacto de la atención en salud. Promoción y prevención.

Conectar PRASS con SSO es habilitar vasos comunicantes y crear políticas efectivas de salud pública. Este país apaleado no puede darse el lujo de desperdiciar el recurso humano formado.