En la producción de púgiles colombianos de los años 40 y parte del 50, el boxeador nacional que más se destacó fue ‘Kid’ Dunlop, oriundo de Santa Marta. Sin duda uno de los mejores exponentes del boxeo magdalenense.
Dunlop era un púgil siempre dispuesto a subir al ring. Con él no había regateos de ninguna clase, porque siempre estaba dispuesto a subir al ring, inclusive teniendo que dar varias libras de ventaja a su contendor. Dunlop era una mezcla de estilista y golpeador, fue conocido en todo el país porque no teniendo contenedores a la vista en la costa atlántica, emprendió gira por el interior del país, ganándole fácil a cualquier contrincante.
De acuerdo con viejos testimonios de auxiliares suyos en las esquinas de los cuadriláteros, Dunlop recibió varios fallos de jueces vagabundos, que le daban el triunfo a un contendor que había recibido de él una felpa ‘muñeca de burro’, pero tergiversada por jueces pícaros que votaban en su contra respondiendo a fallos para que votaran contra él.
Dunlop, para poder comer tuvo que protagonizar los llamados ‘tongos’ que facilitaran los resultados falsos que se buscaban. Una parte de combates contra púgiles panameños, de igual manera estaban actuando jueces panameños. Entonces, y ahora, suponiendo a Dunlop en estos tiempos, el púgil samario perdió peleas que de bulto las habría ganado en cualquier otro país.
En aquellos años, hay que admitirlo, los dos o tres promotores boxísticos que se movían por esas calendas, no conseguían que se nombrarán jueces imparciales, además de los combates que Dunlop convino previamente que los tenía que perder.
Tan bueno con los puños era Dunlop, que lo único que no admitía era que lo pusieran a perder por nocaut; siempre por puntos. No se ha visto en los relatos de aquellos tiempos que un Dunlop, tan bueno como era, consiguiera unos fallos favorables a él.
En aquellas ocasiones Dunlop se propuso viajar solo a Panamá, sin tener para él un ‘second’ que con seguridad habría de ser un voto en pos del samario. La mala suerte que él decía que era una compañera fiel para él no se encontraba disponible.
Viajo solo a Panamá, sin manager, sin entrenador y sin un simple ‘second’, que allá en el Istmo se los nombrarían en favor de los criollos. Pero no contaba con la habitual mala suerte de él, que la lancha que lo transportaba sufrió un desperfecto, que lo tuvo en el Mar Caribe hasta cuando fue rescatado, el asombro de los panameños fue increíble, porque Dunlop resultó siendo ganador de esa pelea de tantos contratiempos.
Dunlop terminó retirándose del boxeo, decepcionado por tantas zancadillas que le daban. Luego de unos dos o tres años de inactividad, y habiendo en Barranquilla una temporada de narices chatas, Dunlop volvió al ring. Nos visitó en la sección de espectáculos públicos del municipio. Nos pidió consejo para escoger un contendor, uno era técnico, y el otro matrero pero ‘ponchador’, le aconsejamos que se enfrentara a este último, y no al estilista. Con cuatro o cinco años de retiro, Dunlop no pasaba golpes como los que hacía cuando era más joven, y perdió por K.O.T. Ahí mismo anunció su retiro para siempre.
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