A menudo, las políticas de desarrollo fracasan porque no consideran las inversiones en infraestructura. A pesar de que no existe consenso generalizado entre los economistas sobre su impacto en el crecimiento económico, la evidencia sobre el tema establece al menos tres efectos de dichas inversiones. En primer lugar, la contribución que se genera en el Producto Interno Bruto (PIB) a través de la producción de servicios de transporte, de abastecimiento de agua potable y saneamiento básico y de telecomunicaciones. En segundo, las externalidades positivas sobre la producción, mediante el mayor nivel de inversión que acelera el crecimiento de largo plazo; y tercero, el aumento en la productividad resultante de procesos de producción más eficientes.

Según el Foro Económica Mundial, la infraestructura es la segunda de doce pilares que determinan la competitividad territorial, y la segunda de trece que contempla el Índice Departamental de Competitividad del Consejo Privado de Competitividad de Colombia. Aunque la inversión en infraestructura nacional mejoró considerablemente durante la última década, en especial en los proyectos de cuarta generación, los principales indicadores a escala internacional muestran un serio rezago frente a países emergentes. Nuestro país queda mal parado cuando se considera la calidad de su infraestructura en relación con el PIB per cápita: la infraestructura es deficiente para sus niveles actuales de desarrollo.  

¿Cómo situar en la agenda regional este aspecto no menos importante que, además, potencia el desarrollo territorial? A fin de contribuir a la discusión sobre el cierre de brechas regionales en Colombia, la iniciativa Casa Grande Caribe abre sus puertas nuevamente este año. Como resultado del esfuerzo de la Universidad del Norte, Fundesarrollo, el Centro de Estudios Económicos y Regionales (CEER) y la Universidad Tecnológica de Bolívar (UTB), se realizará este 4 de septiembre un encuentro por la infraestructura para el desarrollo y la transformación social.

Con Casa Grande Caribe podremos conocer las inversiones en transporte, acueducto y alcantarillado, adaptación al cambio climático y cultura y deporte que deberían ser priorizadas para mejorar la competitividad y eficiencia del sector productivo y el bienestar social en el Caribe colombiano. Las mayores apuestas en inversiones en infraestructura deberían de ser pieza infaltable de la agenda de recuperación económica nacional y local; debemos aprovechar los encadenamientos que se generan con otros sectores de la economía y su impacto tanto en la generación de empleo como en los ingresos de los hogares en la región.

* Directora Ejecutiva Fundesarrollo