A principios de este año, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicó el informe sobre Desarrollo Humano para Colombia con el objetivo de comprender las altas desigualdades que persisten en el país y que inciden sobre los resultados del desarrollo humano. En la visión más tradicional, el concepto de desarrollo estaba limitado únicamente a la perspectiva económica medido por el Producto Interno Bruto (PIB); sin embargo, ante las limitaciones de este indicador para medir el progreso social y el bienestar de la población ha sido necesario incluir mediciones subjetivas para capturar las diferencias entre las mediciones habituales de las variables socioeconómicas y las percepciones de esas realidades, que cobran mucha más relevancia cuando estas condicionan tanto las aspiraciones como las decisiones individuales y colectivas que generan importantes efectos en el desarrollo económico, social y humano.

Uno de los resultados que más llama la atención es la percepción de desigualdad en Colombia que resulta importante para comprender en qué medida las personas toleran las brechas de ingresos y oportunidades, además, de ser una herramienta clave para los formuladores de política interesados en construir reformas sostenibles.

El porcentaje de personas que se consideran pobres, en promedio, es similar a los niveles del indicador de pobreza monetaria, la pandemia, hizo que se incrementará dicha percepción incluso muy por encima de las tasas de pobreza. De igual manera, en el país la desigualdad en el acceso a las oportunidades se ha convertido en uno de los principales obstáculos para la movilidad social.

Colombia, presentó el porcentaje más alto de personas en América Latina que consideran que la igualdad de oportunidades no está garantizada, pero que además, reflejan las desigualdades de oportunidades en los territorios. Por ejemplo, en 2022 el 89% de los encuestados en Barranquilla consideran que es difícil o muy difícil acceder a oportunidades laborales y a la justicia; y mucho más fácil el acceso a la educación, salud y servicios públicos en comparación con el resto de capitales principales.

Lo anterior, indica que las diferencias no solo se producen entre ciudades, sino también entre oportunidades al interior de cada ciudad. Y es que la desigualdad de oportunidades y la poca movilidad social están estrechamente relacionadas; en tres ciudades de las siete principales de la región Caribe (Riohacha, Valledupar y Cartagena) más del 90% no cree que sus hijos serán más ricos que ellos cuando tengan su edad. Si bien estas medidas de bienestar son subjetivas, no dejan de sorprender.

*Directora de Fundesarrollo