Mojón: “Poste de piedra o cualquier señal clavada en el suelo que sirve para marcar el límite de un territorio o de una propiedad, o para indicar distancias o una dirección”. La definición anterior es solo para evitar malos entendidos. Ya aclarado de qué se trata el tema de esta columna, lo que pretendo es destacar la importancia que tienen los miles de mojones de nomenclatura con que cuenta

Barranquilla para orientarnos a lo largo y ancho de nuestra ciudad, y me atrevo a asegurar que difícilmente se podría encontrar otra con una señalización tan bien concebida y que cubra tan profusamente su territorio como la nuestra.

El sencillo pero muy claro diseño de cuatro caras en color blanco con sus letras y números negros en bajo relieve, permite destacarse muy fácilmente para transeúntes y conductores, su construcción en concreto sin filos esquineros, garantiza su durabilidad, evita accidentes y facilita su auto-limpieza, además, con unas dimensiones que permiten su fácil lectura desde prudente distancia, así como desde cualquier ángulo y ubicación. Nuestros muy útiles mojones de nomenclatura ubicados en cada esquina de la ciudad, nos orientan, tanto a barranquilleros como a foráneos, y podría decirse que donde no hay uno es porque este fue destruido. Resulta muy importante que el Distrito siga dotando de esta señalización a todos los nuevos desarrollos urbanos que aquí crecen como verdolaga en playa. Durante mis viajes he procurado analizar las señales de nomenclatura de muchas ciudades, pero no he encontrado una mejor que nuestro humilde mojón esquinero.

No sé quién fue el genio que diseñó los primeros, pero fue a mediados de los años 60, siendo Julio Bonifacio Falquez gerente de la Empresa Municipal de Teléfonos, EMT, cuando se comenzaron a fabricar e instalar estos mojones por cuenta de esa empresa. Como siempre me han interesado estos temas urbanos, aproveché la amistad de Julio Bonifacio con mi padre, para conocer sobre la producción de estos elementos que se fundían en las instalaciones de la EMT en el parque 11 de Noviembre. En los años 70, en época de Eduardo Mendoza Lince como gerente de la EMT, decidieron probar con elementos de señalización de tráfico, así que se dedicaron a fundir señales de PARE en concreto reforzado y dotaron muchas intersecciones de la ciudad con estos elementos.

Hubo una época en que no se volvieron a instalar estos importantes mojones de nomenclatura, y eso dio pie a una columna del lunes 18 de abril del 2005, que titulé “Perdido en Barranquilla” porque enredados barrios del norte, como Ciudad Jardín, Villa Santos, Los Nogales, etc., y los entonces barrios subnormales, que ya hoy no lo son, no contaban con esos muy importantes elementos, por lo que orientarse era difícil. Posterior a esa columna el Distrito encargó de esa responsabilidad a la Secretaría de Tránsito y Seguridad Vial, señalización incluida en la concesión de Construseñales. Como se aprecia que hay algunas intersecciones hoy sin estos elementos, sugiero una campaña para que la ciudadanía lo informe a dicha secretaría y no quede un solo cruce sin esa señal. Pero lo que más deseo resaltar es que Barranquilla cuenta con una muy completa señalización de nomenclatura, la mejor del país. Por eso no dudo en afirmarlo, ¡Qué mojón tan importante!

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