Lo bueno y lo feo de nuestros municipios. Honestamente, considero que la actual gobernación de Eduardo Verano ha sido extraordinaria. Un magnífico trabajo en el campo social que no solo se mide en obras sino en logros para mitigar la pobreza, mejorar la salud y la educación, fomentar la inclusión social, etc. Además, la prolífica construcción de obras se traduce en una mejor calidad de vida de los atlanticenses. Verano deja una red de hospitales que les garantiza un excelente servicio de salud a sus habitantes. Así mismo sucede con las nuevas escuelas y con sus bellos campos deportivos. Las nuevas plazas y parques les dan nueva vida a sus centros fundacionales, y con las nuevas carreteras se nos facilita su acceso a estos. Pero aun así se aprecia una gran diferencia entre nuestras poblaciones atlanticenses y las de los departamentos del interior. ¿Por qué ese tremendo contraste?

Son varias las razones para que aquellas se vean impecables, típicas y muy atractivas, y las nuestras, aún con algunas áreas urbanas bien consolidadas, en su conjunto se muestren como poblaciones muy deterioradas, pobres y desordenadas. Esta situación demuestra que no solo con las grandes obras puntuales se consigue el desarrollo integral de una población, y que aunque son indispensables, se requiere mucho más para que nuestras cabeceras municipales y corregimientos sean acogedores y atractivos, y que las fotos que se tomen de estos, parezcan postales, como sucede con las poblaciones del interior.

¿Cómo lograrlo? Ante todo, la necesidad de un responsable mantenimiento preventivo continuo que hoy brilla por su ausencia, muchas calles deterioradas, todo se observa descuidado; por lo que se requiere diseñar cómo debería ser urbanísticamente cada población, o mejor, cada sector de cada una, tomando como base lo existente. Las mejoras o cambios que se deseen deben incluir anchos de calzadas de acuerdo a los espacios entre fachadas enfrentadas y a las necesidades reales de su movilidad, priorizando al peatón, y con esto, el rediseño de andenes y de áreas públicas, dotándolas de un resistente, atractivo y práctico mobiliario urbano. Luego, vinculando a la empresa privada, asesorar y promover el resane y pintada de fachadas de casas, comercios y edificaciones de todo uso para que la población se vea floreciente y con identidad, ya que la idea no es uniformar las poblaciones de nuestros municipios, sino explotar lo que cada una es y ofrece. Y es que hoy aún, los nuestros son unos pueblos feos con buenos hospitales y colegios, bellas plazas y parques, pero feos en el contexto general si se comparan con los del interior. Un ejemplo sencillo para explicarlo, he visitado bellísimos pueblos de Boyacá, Cundinamarca y Santander, pero en estos nunca visité un colegio, un hospital, y ni siquiera su cancha deportiva. Esos pueblos son bellos en su conjunto, y es eso lo que los hace turísticos.

Ojalá esta propuesta sea entendida por los actuales candidatos a alcaldes, pero también va dirigida a Elsa Noguera, nuestra futura Gobernadora, para que en su mandato se les cambie esa pobre apariencia a nuestros pueblos, y para que estos sí puedan considerarse como un atractivo turístico. Porque así como están hoy, por mucho que lo queramos, no lo son. Y sin estos cambios, nunca lo serán.

nicoreno@ambbio.com.co