
De mi única visita a la histórica población de Mompox me impresionaron tres elementos que hicieron parte de ese viaje, dos positivos y uno negativo. Como positivo, toda esa bellísima área colonial muy bien conservada, con sus espectaculares iglesias y sus edificaciones de esa época en perfecto estado, así como su albarrada a la orilla del llamado “Brazo de Mompox”. Todo lo anterior hace de Mompox una población única y excepcional. La impresión negativa se presenta cuando uno llega por la carretera a un pueblo desordenado, deteriorado y pobre, como lo son en líneas generales todos los pueblos de Bolívar, y tener que atravesarlo para encontrar, escondido, ese tesoro patrimonial. El primer elemento, y absolutamente impactante, fue el tramo navegado en el ferri desde Yatí, en inmediaciones de Magangué, hasta Bodega, en donde se toma la carretera hasta Mompox. No hay manera de describir la belleza y exuberancia del caudaloso Magdalena y lo que se aprecia en sus orillas. Ha pasado una docena de años y aún sigue en mi memoria por lo impactante, recordando que en ese momento pensaba que un crucero turístico de lujo por nuestro río debería ser un programa mágico por este Magdalena que va ofreciendo una ribera bellísima y cambiante.
En el turismo moderno los cruceros por ríos de Europa, Norteamérica, África y la misma América latina, son famosos, así como una importante fuente de ingresos y de trabajo. Por el Rin, el Sena, el Danubio, el Elba o el Ródano navegan verdaderos hoteles flotantes, con lujos y facilidades similares a los de los cruceros marinos. Hay ríos que atraviesan varios países europeos, haciendo paradas en importantes ciudades, como el río Duero que surca España y Portugal, o el Danubio, que recorre Austria, Alemania, Hungría, Bulgaria y Rumania. Hay otros que son característicos de un país, como el Volga en Rusia, en Italia el río Sile hasta el delta del Po. El Nilo en Egipto es surcado por cruceros maravillosos que transportan a miles de turistas a un pasado glorioso, y en China son famosos los cruceros por los ríos Mekong y el Yangtzé. En Norteamérica por el Mississippi, en Suramérica podemos tomar cruceros por el río Paraná desde los esteros del Iberá hasta las cataratas de Iguazú, y en el Amazonas tours de 5 noches en Perú y Brasil. ¿Por qué no un crucero así por nuestro río Magdalena?
Fueron famosos en Colombia los viajes desde Barranquilla hasta Girardot y La Dorada, con paradas en conocidos puertos intermedios, en inolvidables vapores como el lujoso David Arango y otros, y personas mayores recuerdan con nostalgia esas travesías con orquestas y diversión a bordo. ¿Cómo es que antes tuvimos lo que hoy no tenemos? Comprendido que era entonces un sistema de transporte casi obligado y hoy contamos con carreteras y aviones, pero también eran los llamados transatlánticos el sistema de transporte entre continentes, y aunque ya no, hoy abundan los cruceros turísticos. Igual puede procurarse con nuestro Magdalena para explotarlo como un tesoro de singular belleza. Mientras, debemos agradecerle al empresario local Miguel Marú Bustos, propietario de “La Mita”, que desde el nuevo malecón promueve un turismo ribereño cercano, pero muy importante, como un ejemplo de tesón y de confianza en el río, y hoy “La Mita” es clave en la agenda turística de Barranquilla. Pero insisto, ahí está el Magdalena esperando un crucero de lujo que lo surque desde Barranquilla hasta la región andina. ¿Lo gozaremos algún día?
nicoreno@ambbio.com.co
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