Cada vez son más los lectores de mis columnas que me envían mensajes por WhatsApp o por correo sugiriendo temas para nuevos artículos, pero muchos también comentando las columnas ya publicadas. A raíz de las últimas, en las que insisto en la responsabilidad que deben haber tenido nuestros congresistas en la falta de inversiones del gobierno central en obras de infraestructura que son muy necesarias, comparando la casi nula inversión en nuestra ciudad, departamento y región, con las abundantes y costosas obras del interior del país, hubo algunas observaciones que son válidas, y por esto, vale la pena analizarlas.
Varios han coincidido en que la responsabilidad no es exclusiva de nuestros congresistas, sino en gran parte, de nuestros dirigentes, oficiales y privados, incluyendo a las llamadas fuerzas vivas, empresarios, gremios, universidades, etc., porque en nuestra Barranquilla y en el Atlántico no se estructuran proyectos de gran alcance citadino, metropolitano o departamental, bien sustentados, que sean merecedores de la financiación estatal, para que nuestros congresistas los impulsen hasta lograr las partidas necesarias para convertirlos en obras de importancia para nuestro desarrollo. Puedo considerar como muy autorizadas, algunas de las voces que me insisten en esa situación, y es por eso que toco este tema específico. Si eso no fuera cierto, entonces los proyectos de gran importancia han sido mantenidos en el anonimato, y en ese caso, sería muy conveniente hacerlos conocer. Reiteran sobre el caso de nuestro transporte masivo, sin aprovechar las inversiones estatales del 70%, obligadas por ley para nuevas líneas del Transmetro y hasta para la reposición de su deteriorada flota.
Acabado de posesionarse como presidente, Gustavo Petro ha insistido en que dará gran impulso a la agricultura y a la agroindustria, añadiendo que creará nuevos Distritos de Riego en las diferentes regiones del país. ¿Entonces? ¡Hay que “agarrarle la caña” de primero! Ya deberían estarse reuniendo los responsables que tienen que ver con ese tema en la gobernación y municipios, con expertos agricultores locales y con profesionales constructores, topógrafos, etc., contactar a expertos nacionales o en el exterior, y comenzar a estudiar las zonas en las que se podrían construir tantos Distritos de Riego como sean necesarios en el Atlántico para desarrollar al máximo nuestro agro. Invertir en sus diseños, pensando en grande. Y hay que hacerlo rápido, antes que nuevamente, sean los departamentos del interior, los que peguen adelante.
“Atlántico, despensa Caribe”, o con el nombre que consideren, hay que visibilizar y aglutinar en un solo mega proyecto agrícola departamental, los diferentes Distritos de Riego que se estudien y se diseñen aprovechando toda la ribera del Magdalena, desde Campo de la Cruz hasta Malambo, y el embalse del Guájaro, cubriendo así, nuevas miles de hectáreas aptas para diferentes cultivos pero que requieren de agua los 12 meses del año, aprovechando que tanto el río como el mencionado embalse, son fuentes hídricas confiables.
Hay que tener presente que la nueva Ministra de Agricultura es la barranquillera Cecilia Álvarez Montaño, pero la única manera para que su ministerio haga muy importantes inversiones en el campo del Atlántico será presentándole ambiciosos proyectos. ¿Y cuáles podrían ser más importantes que tantos Distritos de Riego como sean posibles en nuestro pequeño departamento? ¡A ponerse las pilas!
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