No voy a mencionar en esta columna quienes son o somos los tontos. Ese calificativo se lo endilgará cada lector a quienes considere que les o nos corresponde. Mi buen amigo Ricardo Yunis, barranquillero residente en Miami desde hace décadas, está de paseo por su tierra, y después de visitar Cartagena me envía una serie de mensajes en los que descarga su indignación, y me pregunta, ¿Cómo es que los barranquilleros aceptamos tantos abusos y no nos revelamos enérgicamente contra los mismos? Y su santa ira tiene toda la justificación del mundo.

Él, acostumbrado a conducir en los expressways de USA, y que con $US15 de peajes llega hasta Canadá, le tocó hacerlo en ese camino híbrido llamado Vía al Mar. Su desagradable asombro fue generado por tres situaciones que nosotros hemos aceptado, cual más aberrante que la otra. La primera fue su desilusión porque Ricardo había leído en las noticias que el Presidente había inaugurado un tramo de esa autopista y no se imaginó que fueran los mismos 7 kilómetros construidos desde hace dos años. Supongo que él consideraba que con tantas autopistas pomposamente llamadas 4G en Colombia, iba a conducir por una de estas hasta Cartagena.

Era lo obvio, ya que une a las dos capitales más importantes del Caribe y hay autopistas uniendo pueblitos en el interior del país, ¡Y se encontró con esta colcha de retazos! La segunda, el valor de los peajes que debió pagar. ¡No lo podía creer! Dos peajes de $15.000 y dos de $14.000 en su viaje de ida y vuelta, para un total de $58.000. ¡Más de US$15 por transitar en una vía de 117 kilómetros en esas condiciones!

Pero lo que colmó su paciencia y le descuadró anímicamente el viaje fueron las numerosas cámaras para foto-multas estratégicamente ubicadas y calibradas con unas velocidades que nada tienen que ver con las realidades de la vía, sino exclusivamente para esquilmar a todo el que dé papaya, obligando a reducir al mínimo, no para mejorar la seguridad sino exclusivamente para atracar. ¡Pobre Ricardo! Y pensé: ¿Cómo se sentirá la semana entrante cuando planea viajar a Santa Marta?

Resulta que en el país, nuestro Departamento es el único con la densidad de cámaras de foto-multas que nos agobia. Pero además de la desmedida proliferación de estas, todos, obviamente que incluyendo a la gobernación y más, al concesionario, sabemos que están dispuestas casi que exclusivamente para recaudar multas a quienes no obedezcan unas velocidades innecesarias e inconvenientes, porque,

¿Entonces para qué construir vías para determinadas velocidades, si ese atraco cada tantos kilómetros, impide lograrlo?

Si analizamos los peajes es aún peor. Comparemos las ventajas ofrecidas a los cartageneros y la manera directa para clavarnos a los Barranquilleros. Desde Cartagena hasta sus más importantes desarrollos en la Vía al Mar, “Barcelona de Indias” 13.2 Km. y a “Serena del Mar” 20.1 Km.

Pero como su peaje “Marahuaco” dista 37.5 Km., todos los cartageneros llegan por túnel, viaducto y autopista de dos calzadas a esos destinos sin pagar peaje. Ahora veamos: De Barranquilla a “Pto. Velero” 29 Km y a “Playa Mendoza” 36,2 Km. Pero como el peaje de Pto. Colombia está a solo 22.5 Km., aquí sí nos toca pagar peajes para ir a sitios más cercanos que los 37.5 Km., que es la distancia de Cartagena hasta su peaje. Y para clavarnos absolutamente a todos, como Puerto dista a solo 16 Km., se inventaron el peaje de “Papiros”, a 5.5 Km. ¿Seremos tontos? ¡Más que tontos!

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