Desde muy joven fui amante del turismo por carretera porque siempre he considerado que conduciendo, el destino turístico se inicia desde que uno sale de casa, y por esto comienzo a ver todo el entorno con ojos de turista, así haya repetido ese tramo regularmente. Luego, a medida que ya se avanza por carretera, conduzco con una sensación de libertad, y como lo hago con prudente velocidad, puedo ir apreciando todo lo que se vaya sucediendo en el recorrido. Mi primer gran viaje conduciendo fue a los 21 años, con una duración de más de 3 meses, recorriendo USA de Este a Oeste y de Norte a Sur. Y he repetido varios y muy largos viajes, tirando timón por ese país. A Colombia la he recorrido toda por carretera en plan de trabajo, y a Venezuela mucho más. Todo lo anterior me ha servido para observar y analizar cómo se desarrollan los campos, así como las ciudades y sus suburbios. Obviamente, ha sido ese el tema más recurrente en mis columnas, procurando aportarle a nuestra ciudad con propuestas o con observaciones, como ha sucedido recientemente con el tema de las urbanizaciones de Argos en el norte de nuestra ciudad y áreas de Puerto Colombia.
El primer parque netamente industrial que conocí fue la Zona Franca de Barranquilla, los siguientes fueron en Detroit, USA, y los muy bien desarrollados parques industriales de la ciudad de Valencia en Venezuela, así como otros entre esa ciudad y Caracas. Hoy contamos acá con varios que son exclusivamente industriales, sean Zonas Francas o no, tanto en nuestra ciudad, como en Galapa, Baranoa y Malambo. Pero así mismo, sin ser comercializados como parques industriales, hay zonas que por vocación, ubicación y predominancia de uso industrial deberían mantener ese uso del suelo en su área inmediata de influencia. Y es esa lógica realidad la que Argos con su anunciada urbanización residencial Portal del Norte, ha procurado pasarse por la faja, con lo que afectaría tanto a la industria allí consolidada, como a los clientes potenciales de esas proyectadas viviendas.
Como argumento a favor de lo que pretende, Argos manifiesta las bondades y beneficios cuando las personas residen cerca a sectores donde puedan laborar, lo cual es cierto y acá contamos con ejemplos como lo es Villa Olímpica en Galapa, construida antes que la Zona Franca “Zofía” y las industrias que allá se han establecido, pero a nadie se le ocurriría construir ocho bloques de apartamentos, ya sean VIS o estrato 6 en la mitad de la Zona Franca o de cualquiera de los parques industriales que hoy tenemos en el Atlántico, por eso al conocer la pretensión de Argos de clavarle a Tecnoglass unos bloques residenciales entre sus plantas industriales, he llegado a la conclusión que equivocadamente cazó una pelea con toda una ciudad.